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Llegamos a uno de los puntos del año más proclives para iniciar nuevos proyectos o retos personales. El fin de año, junto con la vuelta de las vacaciones y el inicio del nuevo ejercicio, son los momentos escogidos por muchos para un nuevo comienzo.

Estuve pensando en dedicar un par de artículos en la planificación natural para ayudar a los lectores a ordenar ideas y definir un plan para alcanzar objetivos de largo alcance pero pensándolo detenidamente me doy cuenta que esto va más allá de una técnica de planificación.

Es todo un proceso donde nos introducimos sin valorar suficiente la meta a alcanzar o el compromiso necesario para convertirla en una realidad.

Los próximos escritos en el blog serán un esbozo de las implicaciones de trabajar para asaltar grandes objetivos. ¿Qué os parece?

Hay dos grandes categorías de objetivos a alcanzar:

  1. Un objetivo que implica la obtención de un gran resultado, materializar una idea en forma de proyecto: De crear tu propia empresa a poner en marcha tu web personal pasando por cambiar – o encontrar – un nuevo trabajo.
  2. Un cambio de comportamiento. Dejar de fumar, hacer deporte de forma habitual, pasar más tiempo con mis hijos. Cambiar hábitos.

Se pone en marcha la maquinaria para sensaciones, de forma irreflexiva: «tengo que hacerlo porque sin duda será bueno para mí». Todo para llenar un vacío. Una ilusión que no durará más allá de unas semanas (siendo muy optimista).

Se trata de pensar, de reflexionar, antes de actuar. Fácil de decir y muy difícil de hacer.

Este es el tema central del artículo: ¿Que tener en cuenta antes de embarcarme en un proyecto de gran tamaño o en un cambio profundo?

Propósito

¿Porque lo haces? Que te empuja a hacerlo? El primer objetivo cuando pienses sobre lo que quieres lograr es la razón de verdad que hay detrás. En una planificación natural es el primer paso que realizamos.

A menudo nos conformamos con una justificación superficial, con lo primero que se nos pasa por la cabeza.

¿Por qué dejar de fumar?

Porque es malo para la salud.

No te diré que no pero puedes formular el mismo enunciado en positivo y ampliarlo a otros aspectos de tu vida:

  • Para mejorar mi salud, para eliminar la dependencia – la esclavitud – que me obliga a dedicar cada pausa a fumarme un cigarrillo, a dedicar una parte importante del dinero a un narcótico, a una actividad destructiva en lugar de dedicarlo a algo constructivo .
  • Para eliminar una costumbre que me separa de los demás, que les crea rechazo y hace que no me guste a mí mismo.
  • Para demostrarme que soy fuerte y puedo cambiar.

Porque quieres hacer un máster a estas alturas?

Para mejorar mi calidad profesional y reciclarme.

Puedes describirlo con más detalle? Puedes darme otros tipos razones, diferentes a las profesionales?

  • Quiero estar preparado para los cambios que vienen. Una mejor formación me dará una mayor flexibilidad para adaptarme, dentro de mi empresa o en un nuevo puesto de trabajo.
  • Me siento estancado, veo desvanece aquella sensación de estar a la vanguardia, muchas veces no sé ni de qué hablan algunos compañeros que están trabajando en proyectos que hacen uso de tecnologías más innovadoras. Me hace sentir inseguro.

Si hay una sensación de estancamiento y de inseguridad puede estar relacionada con factores sin relación con tu formación. Puede que hagas el master y sigas sin resolver el problema.

Vale la pena indagar más sobre que te hace sentir inseguro y plantearte hablar con los responsables para recibir feedback de tu trabajo y sobre tu rol en la empresa. ¿No crees?

Hacerte las preguntas adecuadas sobre qué hay detrás de tu motivación te puede llevar a cambiar la orientación de la misma, a transformarla en algo sustancialmente diferente y más ajustado a tu realidad.

La carga de trabajo

El siguiente capítulo de tu sesión de reflexión debe ser hacer un croquis, un presupuesto aproximado, del coste en esfuerzo de tu proyecto.

No se trata de desglosar actividades y calcular el tiempo aproximado del cambio. Una estimación a priori de este tipo es un dispendio de tiempo y de energía.

Se trata de hacer una estimación de cuánto tiempo dedicarás cada semana y hasta cuándo.

En el caso de los proyectos tangibles, aquellos que persiguen un resultado material (implementar una idea) haz una estimación de cuándo tardarás en lograrlo, una fecha límite y la dedicación semanal en horas.

En el caso de cambio de hábitos mejor centrarte en la energía a dedicar cada día y cada semana en implementar los cambios necesarios.

El objetivo no es saber CUANDO te costará sino hacerte una idea más ajustada a la realidad de la carga que supone. Más que cantidad, el volumen, no sé si me explico ?.

Una respuesta realista crea una base sólida para definir las implicaciones de llevarlo a la práctica.

Implicaciones y renuncias

¿Qué implicaciones tiene sacar adelante esta aventura? Aquí se engloba las renuncias a realizar, las cambios en tu forma actual de funcionar, la energía y el tiempo a invertir cada día y al cabo de la semana, cómo afecta esto al núcleo familiar etc…

No solemos tener en cuenta que al dedicarte a una actividad dejas de realizar otra. Elegir una opción implica renunciar a otras. Si trabajas en un proyecto nuevo reservas un tiempo que hasta ahora dedicabas a otras cuestiones.

¿Eres capaz de renunciar a actividades que haces ahora para dedicarlas a tu nueva aventura?

No es una reflexión despreciable. Si el tiempo que dedicas a crear tu web, o realizar tu master, sale del tiempo dedicado al ocio y esparcimiento mermará tu calidad de vida.

Si redistribuyes el tiempo de tus actividades procura mantener el balance entre trabajo y ocio, entre obligación y satisfacción. Si no lo haces la carga puede resultar demasiado pesada y quemarte a gran velocidad, forzando así tu abandono.

Para mantenerte implicado en tu aventura hay que mantener un balance positivo entre ilusión de lo que te supondrá y los costes que implica.

Muchas veces abandonamos proyectos y objetivos para no pararnos a pensar a priori cómo cambiarán nuestra rutina y si estamos dispuestos a pagar el precio que nos pide.

Preparar un proyecto no sólo de planificar e implementar, también hay que dedicar tiempo a compensar las renuncias, sobre todo a nivel personal. Mantener la motivación y el bienestar es capital para persistir en proyectos exigentes y prolongados en el tiempo.

No inicies ninguna nueva aventura haciendo un brindis al sol. Párate a pensar cuál es su coste real y cómo mantendrás un balance equilibrado mientras trabajes en ella.