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La búsqueda de la productividad personal no es más que un cambio de aptitud del que fluye todo un modelo para mejorar nuestra calidad de vida. Si no existe este cambio interno, nos será imposible conseguir algo más que un cambio superficial. Queremos cambiar el motor del vehículo, no sólo la pintura. Hablamos de un pacto con nosotros mismos para dar lo mejor en cada momento y para entrar en un camino de mejora continua. Puede empezar siendo algo implícito, el hecho de interesarse por GTD, o empezar a leer blogs sobre el tema nos despierta el gusanillo, queremos seguir adelante simplemente para continuar aprendiendo y para ver dónde podemos llegar. Pero llega un momento en que pasa a nuestro ideario, entramos en un proceso de revisión y mejora de nuestra forma de trabajar, de vivir.
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La diferencia entre los dos estados es la capacidad que tenemos para aplicar el sentido crítico en nuestra ciclo de actividad para corregir imperfecciones de nuestros métodos de trabajo y ajustar cuentas con nosotros mismos sobre los errores cometidos, y el estado de ejecución de nuestros proyectos. Los anglosajones hablan de acountability para referirse al proceso por el que pasan los administradores, públicos o privados, para dar explicaciones de sus actos. Pues bien lo que buscamos es algo similar, por una parte hemos de ser capaces de identificar los errores cometidos a la hora de hacer nuestro trabajo, de planificar y ejecutar los procesos, por otro saber extraer información útil para evitar caer en las mismas trampas. Es un proceso cíclico que se prolongará para siempre.
El hecho de analizar lo que no acaba de funcionar en nuestra rutina, trasciende los asuntos meramente funcionales. Analizaremos la ejecución de nuestros proyectos, si se están desarrollando dentro de las fechas estimadas, si se ha tenido que cambiar las acciones debido a una mala especificación inicial, si el resultado satisface nuestras expectativas etc… encontraremos las causas que impiden el estado óptimo de estos criterios de evaluación y plantearemos los caminos a seguir para llegar a una solución, o para probar un sistema diferente. Todo esto y más, pero para conseguir resultados a un nivel más profundo, debemos examinar nuestro comportamiento ante determinadas situaciones.
Todos los vicios que arrastramos y que se hace prácticamente imposible deja atrás, como el hecho de pasar los 10 primeros minutos de tu jornada leyendo webs de periódicos, el check continuo al email, o dejar tareas prioritarias de lado para completar las de más fácil resolución. Nos pasa a todos, quizás no de forma permanente, pero caemos regularmente. Son pequeñas cosas que devalúan la seguridad en nosotros mismos y erosionan nuestro compromiso con nuestras responsabilidades. Fallamos una vez y al no percibir un perjuicio evidente, la siguiente vez que se plantea la misma situación miramos atrás y nos decimos que no pasa nada y reincidimos. Es el inicio de una conducta perniciosa que después nos costará romper.
Tener un compromiso con uno mismo significa que cada vez que estés en una de estas situaciones de debilidad, pensarás en todo aquello que no te permite mover tu foco de la tarea que tienes entre manos. Cosas como el valor de tu tiempo, el respeto hacia tu trabajo y hacia la gente que depende de ti, concebir estas pequeñas distracciones como algo dañino hacia tu integridad como profesional. No estoy hablando de potenciar la culpabilidad en momentos de debilidad, eso generaría represión que podría repercutir negativamente en forma de desgana hacia el trabajo, más bien pienso en adoptar una aptitud analítica que nos lleve a valorar el trabajo que tenemos entre manos como la prioridad más importante del momento.
Sobre el papel eso está muy bien pero cuesta mucho llevar a la práctica, yo mismo sigo teniendo problemas a la hora de evitar caer en ciertas tentaciones, trabajar ante un PC con conexión a Internet es una fuente de problemas :-), pero poco a poco y recordando que revisar nuestro trabajo y los detalles de nuestra rutina, evaluando periódicamente tanto los logros como los pasos atrás para aplicar las correcciones necesarias, podemos mejorar sustancialmente y crear ese background de pensamiento crítico necesario para hacer de la misma mejora un proceso continuo.
Te paras a pensar en tu actividad, en cómo la realizas y como la podrías mejorar. ¿Has cambiado pequeños hábitos y costumbres para mejorar tu eficiencia, deja tu comentario explicando tus progresos o envíame.
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