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¿Qué necesitas para mejorar tu productividad? No es tanto como crees. Sólo cuatro pinceladas: control, propósito, saber planificar y crear hábitos.
He dividido el tema en dos post. En el primero hablo sobre la necesidad de controlar tu actividad, tanto la del día a día como la del largo plazo, a aprender a planificar para evitar la procrastinización. El próximo artículo será sobre el mundo de los hábitos.
Cada capítulo del post explica el qué de cada uno de los conceptos. Para ir más allá de la teoría te adjunto un link para acceder a contenido práctico dentro del mismo blog.
Controlar tu actividad
Lo primero es controlar tu día a día. ¿Qué significa esto? No olvidar nada de lo que debes hacer, enfocarte en lo que de verdad debes hacer y disponer de cierta paz mental.
Todo esto se logra teniendo un sistema de trabajo, ya sea GTD, Autofocus o Kanban. Un sistema integra un conjunto de hábitos que te permitirán actuar siempre de la misma forma ante las mismas situaciones.
Quiero saber más sobre GTD
Tu sistema debe darte esa paz mental. Te ayudará a cambiar el modo reactivo en el que vivimos hoy en día, reaccionando a todo lo que nos ocurre y yendo a remolque, a un modo proactivo donde nosotros somos quien anticipa y decide que hacemos y que no.
Tu sistema debe permitirte:
- Capturar todo lo que requiere tu atención
- Transformar cada asunto en actividad a realizar
- Organizar esta actividad para enfocar tu atención con facilidad a lo que de verdad debes hacer.
- Anticiparte lo que requiere tu atención, evitando que los asuntos se conviertan en problemas.
- Escoger lo siguiente que debes hacer de una forma sencilla e intuitiva.
- Estar cómodo con la actividad que no debes hacer ahora.
Actuar con propósito
Se trata de ir más allá del control de tu actividad diaria. De mirar al futuro y tener objetivos a largo plazo para mejorar tu vida, pero claro, es necesario saber cómo fijarse estos objetivos, cómo estructurar este largo plazo y por encima de eso, conocer el porqué.
Éste porque es tu propósito, lo que te conduce. Puedes pensar que se trata de algo accesorio o banal, pero es «la clave» para ordenar tu largo plazo. ¿Cuál es tu propósito en la vida y cuáles son tus valores? ¿Qué te mueve, qué estás dispuesto a hacer y qué no?
¿Qué es el propósito de vida?
Definiendo ambos aspectos tienes unos fundamentos firmes para dibujar una visión de futuro – un dibujo a tu largo plazo – y capacidad para fijarte unos objetivos coherentes con lo que quieres.
Dibujar una visión va más allá de los objetivos, a un horizonte de cinco años vista como mínimo. Para materializarlo debes fijarte objetivos. Una visión es un esbozo, un objetivo es el plano de obra sobre lo que construimos.
Si no dispones de unos valores y un propósito con los que te sientas fuertemente vinculado, lo que tendrás serán objetivos inconexos y menos motivadores.
Saber planificar
Planificar es convertir la idea en acción. El objetivo en acción, el proyecto en acción pero también descubrir el auténtico propósito.
Siempre el propósito. La brújula para cambiar la dirección de la actividad. Empieza por pensar en lo que quieres conseguir de verdad y no en enlazar tareas una después de otra. Antes de definir es necesario pensar en la motivación que mueve la máquina.
Aprender más sobre la planificación natural
La buena planificación es la que te permite pasar a la acción de forma inmediata. Planifica – preparar – lo imprescindible y actúa. Si piensas demasiado, sobreplanificas, si planificas demasiado procrastinas.
Decide qué ámbito tiene el proyecto. Que vas a hacer y qué vas a dejar fuera. Recursos como la lluvia de ideas o el mapa mental te permiten poner sobre la mesa todo lo que debes tener en cuenta, agruparlo en subproyectos y decide qué haces y que no. Decidir –decir no– es parte esencial de tu productividad.
Cada pieza del objetivo es un proyecto, resultado. Escoge aquellas piezas con las que empezarás y define una única acción, el siguiente paso y empieza a andar.
¿Qué necesitas para mejorar tu productividad?
Mejorar tu productividad personal es más sencillo de lo que parece. Empieza por controlar tu actividad diaria, descargar tu mente de preocupaciones y reducir los niveles de estrés. Lo demás ya llegará, son piezas que van encajando por sí solas al hacer crecer tu sistema.
Quizás no tenemos el ánimo para pensar en nuestro propósito ni planificar debidamente un proyecto pero si controlamos nuestra actividad crearemos el espacio para pensar en mejorar los otros factores de nuestra efectividad personal.
Después de lo más inmediato preocupémonos del largo plazo por construimos algo que valga la pena.
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Esto es lo que se me da bien. El sistema y la planificación, controlar la actividad diaria. En el siguiente post hablaré de algo que no he conseguido dominar: La implantación de hábitos, de todo lo que se debe hacer pero sobre todo de los problemas que uno encuentra y le hacen descarrilar :-)