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Recibo la visita de mi prima, una preadolescente propietaria de una Blackberry que me enseña y me comenta sus bondades. Yo le pregunto por lo que paga cada mes, y efectivamente dispone de una tarifa de datos donde por 20 euros es capaz de convertir el dispositivo en algo con un atractivo equivalente a una fuente de energía inagotable capaz de sustituir el petróleo. Pero llega la pregunta:
– ¿Tú qué tarifa de datos tienes?
– Yo no tengo ninguna, no la necesito.
Cara de estupor y de incomprensión. Me tira esa mirada que los jóvenes dedican aquellos que se han quedado atrás. Intento explicarle mis motivos para no disponer de Internet en el móvil, pero su perplejidad cada vez es mayor… Intentaré reponerme de la sensación de ser una persona con mentalidad retrograda con la que me dejó mi joven pariente, intentando exponer mis motivos a vosotros.
Imagen vía Stephan Geyer bajo licencia Creative Commons
Yo era de los que pensaban que más era mejor. Soy un geek amante de los gadgets y se apreciar el potencial de un buen dispositivo, y como este puede transformar mi rutina. Cuando decidí cambiar mi móvil convencional por un Smartphone, pesó la versatilidad del dispositivo como asistente personal y como herramienta de captura. Tras un análisis detenido me decidí a pagar el precio más alto que nunca antes había dispuesto por un móvil, pero era algo razonado y había unas expectativas de cara a mejorar mi forma de trabajar.
Mi periodo de permanencia en la compañía ha vencido y las condiciones para renovar el terminal son las ideales. Periódicamente aparecen ganas de cambio, de adquirir un nuevo dispositivo. He revisado las prestaciones de varios terminales pero siempre desisto. No quiero que un dispositivo que me permitiría estar permanentemente conectado, que me cambie los hábitos.
Últimamente estoy fijándome en personas abducidas por sus smartphones a la hora de comer – a pesar de estar en compañía – o en cualquier otro momento de ocio. No me puedo permitir el lujo de ser menos social en los momentos clave, como cuando como con los compañeros de trabajo. Una innovadora tecnología sin unos hábitos definidos, sobre los que se asienten el método y las actitudes necesarias para racionalizar nuestra actividad, será un factor más de disgregación. Dicho de otra manera, mucho ruido para nada.
¿Soy capaz de hacer un uso inteligente del complemento para el dispositivo? Estoy seguro de que encontraría aquellas ventajas funcionales, pero hay ciertos puntos a tener en cuenta antes de dar este paso:
- Estar permanentemente conectado. No sé hasta qué punto es óptimo vivir permanentemente con conexión a tus compromisos y tus datos. Parece que no puedas dejar al margen lo que te ocupa durante algunas horas o días. El hecho de contar con el dispositivo no quiere decir que tengas que estar permanentemente en guardia. Se puede apagar, desarrollar el hábito de utilizarlo cuando realmente lo necesites, pero sigues teniendo que contestar a la pregunta ‘¿Realmente lo necesito?’
- ¿El retorno que obtendré a cambio del pago de una cuota mensual cumplirá mis expectativas? Ya he mencionado tendencia a percibir la tecnología como medicina que mejora el rendimiento, simplemente para aplicar automatización en procesos que antes realizábamos de forma manual, o con menos interconexión. La cuestión es si el mayor grado de automatización compensa el coste, del dispositivo y de la tarifa. Piensa al revés, ¿si hicieras lo mismo haciendo uso de la baja tecnología, aumentaría mucho el coste y las molestias generadas por el proceso?
- Degradaría mi tiempo de calidad. Soy de los que siempre tiene una pantalla delante y he empezado a aprender que cuando más partido saco al tiempo que me dedico a mí mismo y otras personas, es cuando no hay ningún dispositivo por medio.
- Sumaria un factor más de disgregación de mi foco y de mi autocontrol. Aunque sólo fuera las primeras semanas, el hecho de tener una vía para hacer un check al mail o para revisar mi cuenta de twitter haría caer mi rendimiento. No quiero decir que me distraiga durante el trabajo pero si que puede afectar el tiempo que dedico a mis proyectos: Mmm … ¿5 minutos de twitter), porque no!
Estoy dando la imagen de fundamentalista en contra del internet móvil pero esa no es mi intención. Quiero haceros pensar en el proceso que seguimos a la hora de adquirir un nuevo gadget, una nueva herramienta que debe mejorar tu trabajo. ¿Nos paramos a pensar en las consecuencias que tendrá? Creo que no.
Si quieres hablar de que sopesarse a la hora de incorporar un nuevo componente a su rutina, o me quieres motivar para contratar una tarifa de datos dejándome vuestros motivos, dejadme vuestro comentario. Hoy os estaré especialmente agradecido
Este es el único post de la semana. Seguiré después de unos días de descanso, el próximo martes. Feliz Semana Santa
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