De la ligereza del propósito a la solidez del hábito

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Centramos la necesidad de cambiar escogiendo un día en el calendario, focalizando la ilusión y el compromiso en un punto concreto para empezar a actuar de una forma diferente, rompiendo bruscamente con un hábito arraigado durante años y pretendiendo dejarlo atrás de un día para otro, sin preparación, sin reflexión sobre lo que implica, sin logística y apoyo. Nos condenamos al fracaso, a la resignación o la frustración si era algo importante para nosotros.

A través del artículo vamos a plantear el proceso para no acabar en vía muerta y perseverar. Han pasado los primeros días del año pero todavía tenemos la oportunidad de plantearlo de una forma que nos permita llegar a buen puerto.

¿Sabes que quieres?

‘Quiero dejar de fumar’, ‘Quiero ponerme en forma’, ‘Quiero empezar a ahorrar’ y no seré yo quien te lleve la contraria, pero has definido de forma consciente este objetivo porque dejar correr la idea por tu mente sin tener en cuenta todo lo que implica sólo es una forma de desear. Sigue las siguientes pautas para saber dónde estás ahora y dónde vas:

  1. ¿Cuál es el fondo? La motivación. Los argumentos a recordar cuando pases malos ratos o momentos de debilidad que te pueden llevar al abandono.
  2. ¿Dónde estás ahora? Detalla cada uno de los aspectos sobre los que influye el hábito que quieres cambiar y su estado actual. Concreción y valores medibles.
  3. ¿Qué debe suceder para lograrlo? Que tiene que pasar para que el proceso finalice con éxito. Define cada una de las metas a conseguir.
  4. ¿Qué implica tu objetivo? Las influencias en diferentes aspectos de tu vida, aunque no estén directamente relacionados con el cambio en sí. Los pasos que tienes que dar para llegar a la meta. Identificar las dificultades y miedos que encontrarás.
  5. ¿Cómo medirás tu progreso? Qué magnitud te permite medir tu esfuerzo y resultado? Kilos perdidos, horas de gimnasio y actividad física … importes, tiempo … Algo fácil de leer para obtener un balance semanal, mensual, anual.

Con que/quien cuentas para conseguirlo

Es una locura lanzarse a la piscina sin saber nadar. Quizás pienses que según qué retos son sencillos y los puedes afrontar con ciertas garantías, pero contar con una red de seguridad tejida por gente cercana y/o ayuda profesional refuerza nuestra posición.

Los expertos en la creación de hábitos – Leo Babauta – insisten en compartir nuestro compromiso con personas cercanas sean amigos, familiares o compañeros con los que mantenemos un contacto regular, con la intención de generar un compromiso real en nosotros creando una balda que impida abandonar a las primeras de cambio.

Por perverso que parezca cuando estás a punto de caer, pensar en el compromiso implícito establecido con los otros puede ayudarnos a no echarnos atrás, evidentemente este estímulo ‘negativo’ nos servirá de forma puntual, una, dos o tres veces … Para ser algo funcional debemos desarrollar un sentimiento positivo a través del apoyo, la confianza y los buenos deseos recibidos a través de nuestra red. De esta manera retroalimentamos la motivación para seguir adelante. En caso de descarrilamiento será más fácil volver a empezar.

Por naif que parezca si alguien comparte contigo su propósito expresa tu apoyo e interesante por su progreso. Le ayudas a entender que su cambio importa.

Perseverar

La clave del éxito es saber volver a empezar, generar la capacidad de caer del vagón y volver a la casilla de inicio para reiniciar el camino a la meta marcada. El cambio de pautas de comportamiento genera rechazo debido al arraigo y la dependencia desarrollada a una forma de actuar. El hecho de tratarse de un proceso prolongado durante el tiempo puede provocar fatiga y desmotivación.

Para evitar perder debemos tener clara la motivación que nos empuja. En el fondo debe existir una mejora para nosotros y para nuestro entorno que identifique de forma clara. En la forma debe haber cautela al realizar grandes cambios. Nada de grandes saltos, pequeños pasos y no avanzar si no se está seguro de la solidez de lo conseguido hasta el momento.

Mirar atrás después de cada pequeño cambio nos ayuda a valorar lo que se ha conseguido, por pequeño que sea.

Si finalmente caemos y abandonamos la nueva forma de actuar debemos ser capaces de distanciarnos de la amargura producida por lo que no ha salido como esperábamos, ver los errores sin juzgarnos e intentar quedarnos con los detalles que han ido bien, repasar nuestra motivación y volver a ponernos en marcha.

El proceso de implantación de un hábito debe ser una iteración de la que deben caer la culpabilidad y la frustración

Os dejo con la misma conclusión de siempre, abandonad las resoluciones y abrazar un proceso de mejora continua. Según tu perfil puede ser más provechoso trabajar con metas y objetivos, atomizando las unidades de trabajo para disfrutar de victorias conseguidas batalla a batalla – trabajar con microproyectos o con una secuenciación de hitos – o quizás implantando cambios en el comportamiento a través de un cambio progresivo de los hábitos.

Sea cual sea la resolución de año nuevo me parece algo demasiado casual, fruto de un optimismo generado a causa de las fechas, todo demasiado ligero y sin un fondo sólido donde asentarse. Los cambios que valen la pena son fruto de una carrera de fondo donde el éxito reside en la continuidad y la perseverancia.

Imagen vía 孤雲出岫 Free Cloud bajo licencia Creative Commons