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Tremenda la idea de redes sociales. Crear un vínculo con la gente cercana contigo, ya sean amigos, familiares o contactos profesionales reduciendo la distancia a cero. Pero a dia de hoy cómo mantener una relación saludable con las redes?
Tremenda también la forma en que se ha pervertido la idea, convirtiéndolas en plataformas de difusión de cinismo, crispación y desinformación.
¿Cómo ser eficaz en las redes sociales? ¿Cómo utilizarlas sin perder el sendero o terminar intoxicado?
Qué días aquellos en los que me dedicaba a escribir sobre cómo utilizarlas de forma productiva. Hacer más y mejor, también en el entramado del 2.0. Pero todo esto ha terminado. Hace mucho tiempo que mi actitud cambió, primero tomando cierta distancia y con buena voluntad intentando compartir “cosas útiles”, después plantearme abandonarlas y últimamente volviendo a aquellas que me dan algo satisfactorio a cambio.
Una locura.
Te cuento mi historia, sobre el “cómo” y el “porque” de mi presencia en las redes sociales. Un cómo y un porqué para ser “eficaz” y no acabar salpicado con la causticidad del medio.
Abandonar las redes pero con ninguna
Soy débil y permeable. Cada vez que entro en uno de estos servicios sociales el problema es salir de él, por no hablar de cómo te acabas cargando de mal humor y otras emociones negativas.
También soy permeable al pensamiento fuerte. Gente como Carl Newport a través de su libro Minimalismo digital inició la sugestión para dar un paso al frente y decidirme abandonarlas. Una idea respaldada por noticias de negligencias a la hora de proteger los datos de los usuarios y de su uso poco ético convirtieron la idea en una opción real.
El detonante fue el ejemplo de mi compañero Jeroen Sangers. Jeroen – autor del blog Canasto y el podcast kenso – abandonó instagram debido a la falta de ética de Meta con la venta de datos a terceros. No hay como el ejemplo de alguien a quien admiras por darte el empuje final. Dejé instagram y facebook pero cometí un error. Jeroen dejó activa su cuenta con una única foto para reservar su nombre de usuario, yo la borré.
No lo hice bien y ahora está otro David Torné ocupando mi usuario a instagram.
Más allá de las anécdotas, tu forma de utilizar las redes son una forma de votar. Mostrar tu disconformidad con sus decisiones, o incluso restringir el uso o abandonar el servicio son opciones en tu mano para hacer que las cosas cambien.
Cómo mantener una relación saludable con las redes
En ese momento seguía en LinkedIn y sobre todo en Twitter.
Twitter es el centro de mi presencia en las redes sociales y me atrevería a decir que también en internet, pero es mi mayor fuente de problemas. Digamos que mantenía una relación poco saludable, básicamente se trataba de un consumo obsesivo y continuado
Para intentar mejorar la relación desinstalé la app del teléfono y me comprometí a utilizarla sólo en versión escritorio. Alguna vez entro a través del navegador del móvil pero las fricciones son suficientes para no hacerlo de forma continua.
Para acabar de reconducir la situación me impuse períodos de descanso obligatorios. Un día a la semana + un período de un mes de “vacaciones” para desintoxicarme. Me recuerda que puedo vivir sin ese elemento en mi vida, por no hablar del descanso cognitivo que supone.
Ser social de verdad
El segundo problema era su causticidad. Las redes cambian tu forma de actuar, te polarizan, extreman tus respuestas, en cierta forma te deshumanizan. ¿Cómo podía no ser parte de esto? ¿Cómo podía dejar de hacer la bola más grande? La solución que encontré fue al intentar pensar siempre en los demás usuarios como personas. Personas reales a las que tienes delante, frente a frente. ¿Qué les dirías? ¿Cómo se lo dirías? Muchos de los problemas en el uso vienen de la sensación de impunidad. Al no tratarse de un contacto en persona -de hecho tampoco veremos nunca al otro- creemos que no nos va a pasar nada si cruzamos alguna línea roja.
Marca unas normas de etiqueta a seguir. Dale una vuelta al anterior punto. Básicamente te estoy diciendo “Tratar a las demás personas de la misma manera como querrías que te trataran a ti” o como mínimo “No trates a los demás como no querrías que te trataran a ti”. El problema de la causticidad continuará pero tú no serás parte de él.
Para cerrar el tema soy partidario de utilizar las opciones de silenciar y bloquear si una conversación o relación se descontrola. No tengo porqué aguantar que me tiren basura y tú tampoco.
Resulta un retrato bastante oscuro y deprimente de las redes. ¿Por qué las sigues utilizando? Pues porque me aportan mucho más de lo que me quitan. Para mí, el máximo exponente es haber convertido contactos en amigos. De la red a un evento o un cara a cara y de ahí a construir una relación. Es el poder de la red social, el de reducir distancia y poner en contacto a gente con los mismos intereses. Esto me enamora.
Foto de Karsten Winegeart en Unsplash