La productividad no es un fin. Experiencias y aprendizajes

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Este debía ser el año de los hábitos. La mejora de la productividad personal y la eficiencia a través de la implantación de costumbres para corregir comportamientos que desviaban mi forma de hacer y castigaban mi calidad de vida. Lo de la productividad se aprende a base de castañazos y de prueba-error, como muchas otras habilidades que no regladas ni asentadas en nuestra sociedad. Es algo importante que saber – y entender – porque de lo contrario es probable que acabemos desistiendo de ir más allá de tener un sistema de listas, o comprarnos el último gadget para acceder a nuestra información desde cualquier lugar.

Imagen vía Martin Gommel bajo licencia Creative Commons

No quiero decir que no haya sacado nada en claro estos últimos 12 meses, he tenido éxitos y fracasos, pero es de estos últimos de los cuales he aprendido lo más útil. Nos equivocamos todos, expertos en productividad o rookies que acaban de comenzar, es inevitable, por mucho que apelamos a nuestro compromiso con nuestro proceso de autoaprendizaje y en nuestra fuerza de voluntad para mantener el autocontrol. Caerás en un momento u otro, la cuestión es con qué actitud para hacerle frente.

Lo primero que debemos entender es que tenemos derecho a equivocarnos. La perfección no existe y buscarla es un error ya que los recursos utilizados acabarán siendo demasiado elevados, y el coste de oportunidad perdida se disparará (Piensa en todo lo que no has podido hacer mientras…). Pero más allá de no culpabilizarte y volver a poner el contador a cero para reiniciar el proceso, existe esa reflexión del porqué sucede y la utilización del pensamiento lateral para encontrar una forma diferente de hacer lo mismo para no caer en la misma piedra. Aplicar correcciones necesarias para seguir adelante y no dejar morir el proyecto.

Para ello no sólo hay que pensar para  planificar como volverás a empezar. Resulta bastante personal ya que según la persona varía la respuesta, en mi caso dejar pasar unos días o una semana, y sentarme ante un papel en blanco resulta bastante terapéutico. Con mi pluma puedo verter reflexiones y posibles soluciones a aplicar.

En segundo lugar, a un plano más personal, me he dado cuenta que no es necesario cargar con la losa de mantener la credibilidad ante los demás y conmigo mismo. Cada vez que caigo al implantar un hábito, o de imponerme acciones a realizar para avanzar hacia mis objetivos, me doy del lastre extra de ser considerado un experto, o si lo prefieres de ser seguido en la red (en menor o mayor grado) para divulgar sobre el tema. Es algo autoimpuesto, una hándicap inútil que sólo sirve para minar tu motivación y generarte estrés o malestar.

Si eres contable y te preguntan sobre un cambio legislativo y no lo tienes claro, o eres informático y te piden que revises un PC sin que detectes el problema, no lo puedas solucionar, ¿no te pasa lo mismo?

Tercer y más importante, muchas veces lo realmente importante no son los resultados sino el camino, lo que aprendes y las experiencias que extraigas. Más allá de conseguir llegar al objetivo existe unos aprendizajes subterráneos que te enseñan a utilizar nuevas herramientas, nuevas formas de trabajar, a darte cuenta de tus errores, a corregirlos y en definitiva a madurar. Verse sometido a nuevos problemas, nuevos retos nos obliga a hacer uso de nuestro ingenio para encontrar soluciones adecuadas. Utilizamos nuestro conocimiento y experiencia para implementar un camino, lo que potencia nuestro bagaje ya la vez nuestro talento.

Finalmente, el último resorte con lo que me quedo es la idea de productividad personal como una habilidad. La productividad es un vehículo que facilita nuestra forma de hacer, no una finalidad en sí. Si mejoramos nuestra forma de planificar y llevar a cabo nuestras ideas pero no aprovechamos el tiempo y energía extra reinvirtiendo en equilibrar la faceta profesional y personal, o hacemos más simplemente para mantenernos ocupados sin buscar un objetivo concreto nos limitaremos a caminar en círculos…

Os habéis dado cuenta de que algunas cosas que parecen caer por su propio peso – sentido común – no se acaban de entender hasta que las experimentamos y entendemos lo que se esconde detrás.

Como no puedo terminar un recopilatorio sólo con experiencias uso dejo algunos de los post de los de este año de los que estoy más orgulloso.

Gracias a todos por leerme durante todo el año i esperemos que 2013 vaya a más, aunque solo sea nuestra capacidad de mejora y emprendimiento.