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Hace más de un año publiqué un post sobre lo que representaba para mí y mi productividad la escritura, el papel y el lápiz. Después de un período prudencial y de ciertos cambios me gustaría dedicar las líneas de hoy a hacer un review de la importancia y el impacto de realizar ciertas actividades preparatorias o de reflexión por vía manuscrita. El proceso de escritura de nuestras ideas, o pensamiento, permite generar una reflexión mucho más profunda que una revisión mental, con un checklist, o sobre soporte digital.
Imagen vía Wiertz Sébastien bajo licencia Creative Commons
Sobre la planificación
El hecho de agrupar todos los asuntos que requieren de nuestra atención para ser planificados, para ser razonados, para encontrar motivación para hacer frente alguna situación que se ha vuelto demasiado compleja, o simplemente para verter nuestros problemas sobre una hoja de papel en blanco, genera una intimidad entre nosotros y lo que nos rodea. Nos asegura una dedicación con plena atención a lo que nos ocupa y nos preocupa. Siempre he creído que los pensamientos que no son fijados sobre una hoja de papel se los lleva el viento. Son demasiadas cosas las que pasan por nuestra cabeza cada día, y la sobrecarga de experiencias, ideas y recuerdos hace necesario el olvido de lo que no resulta indispensable.
Dejar de lado el ordenador y sus aplicaciones para administrar nuestro trabajo, para escribir y crear diagramas que nos ayudan a planificar nuestros proyectos, y dedicar media hora o tres cuartos a pensar sobre un objetivo en concreto sobre una hoja en blanco pluma en mano, me permite introducirme en mis compromisos de una forma diferente, como he dicho más profunda, más pausada y mucho más formal. Es como si el hecho de pensar y planificar de forma manuscrita me ayudará a oficializar el pacto entre mi actividad y yo.
Tengo que mencionar sin embargo, que sólo realizo la parte inicial de la planificación natural sobre papel. Suelo definir la motivación de un proyecto, aquellas condiciones que deberían darse para convertirse en un éxito y el escandallo de ideas y conceptos implicados en el desarrollo. A partir de este punto requiero de la máquina para estructurar pensamientos de una forma más eficiente y crear los proyectos-actividades dentro de mi aplicación de gestión del flujo de trabajo para ponerlos en marcha.
Reflexionando
Uno de las propiedades más poderosas de las sesiones de escritura es la capacidad de tratar problemas, o de ordenar mi visión a largo plazo, dejando de lado los temores que conllevan los grandes cambios.
¿Te has dado cuenta que cuando te viene a la mente uno de esos asuntos pendientes, que por algún motivo resultan desagradables, la expulsas de forma explícita o buscas una solución superficial para dejar de pensar en él? No has encontrado una solución, sólo una salida temporal para dejar quitártelo de encima temporalmente.
El hecho de plantear mis retos ante una hoja en blanco me ayuda verter todos los factores que intervienen en ellos de forma desacomplejada. Como mencionaba en el punto anterior, a través de la planificación natural o creando un texto en forma de carta puedo sacar todo lo que me preocupa sin que los perjuicios y el miedo a los cambios me boicoteen. El temor al cambio puede evitar que introduzcamos en nuestra lista de cosas pendientes, por lo que resulta poco realista o demasiado intrépido.
No es algo automático, el hecho de escribir no termina con este perjuicio. Se desarrollará el hábito de actuar sin los perjuicios al realizar la lluvia de ideas o el volcado mental sobre el papel, algo costoso que no se debe menospreciar. Yo lo conseguí empezando a aplicar los preceptos de la planificación natural en la lluvia de ideas continuando con textos, y planteamientos, cada vez más complejos.
El proceso
Una sesión de escritura requiere de tiempo, concentración y dedicación absoluta. Es indispensable que encuentres una utilidad (el porqué lo haces) y disfrutes con lo que estás haciendo, si no te aparecerán las dudas, las interrupciones y el flujo mágico que puedes conseguir se disipará. Mi primer consejo es que encuentres las herramientas adecuadas que te permitan trabajar disfrutando de él. Hace tiempo leí un post de Jeroen Sangers el Canasto donde hablaba del tema: Una pluma y un cuaderno moleskine. Hice algo similar, y me decanté por un piloto G2 y un cuaderno de tapa gruesa ‘de marca blanca’,
Curiosamente poco a poco he ido evolucionando hasta llegar a la misma conclusión que él: pluma y moleskine. La verdad es que la sensación de escribir sobre un papel de cierto grosor y con el tacto de una pluma crea algo muy diferente a tu habitual bolígrafo. Son sensaciones que refuerzan el resultado de nuestro trabajo, nuestra rutina y que ayudan a crear el hábito de reservarnos tiempo para trabajar sobre papel.
«Encontrar las herramientas adecuadas nos ayuda a trabajar mejor, más allá de lo práctico hay un plano de sensaciones y emociones que refuerza nuestra determinación a la hora de hacer.»
Una compilación extensa sobre lo qué y cómo influye la escritura en mi rutina. Pretendía hacerte un guiño para que tú también lo pruebes. Durante un par de semanas pon todo lo que te preocupa o que tienes que planificar por escrito, y después vuelve a este post y comenta-me como te ha ido.