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Si siempre haces las cosas de la misma manera siempre obtendrás resultados similares. Todos tenemos unas creencias y unos valores que influyen de forma decisiva en cómo hacemos las cosas. Lo que aprendemos, nuestro entorno, nuestras relaciones configuran las opiniones, nuestra perspectiva ante cualquier situación y también nuestra forma de trabajar. A lo largo de los años podemos asentar todos estos pilares de nuestra personalidad hasta un punto que si algunos de estos hábitos no son adecuados, cuesta mucho volver atrás y corregirlos. Las siguientes líneas explican cómo reconocer estas situaciones que no encajan en nuestro ‘método’ de producción, y como podemos empezar a hacerle frente.
No hablo de situaciones de ansiedad, ni de estrés. Todo ello queda para los profesionales de la salud. Hablo de situaciones que vivimos reiteradamente, que perjudican nuestra actividad y que no podemos evitar. Dejadme que os explique una situación que he vivido hace poco:
«Viernes por la mañana: Poco después de llegar a mi lugar de trabajo y arrancar mi equipo me aparece la terrible pantalla azul de Windows, algo que ya me había pasado con anterioridad pero que se había solucionado reiniciando el PC. Vuelvo a arrancar y sigo con lo que estaba haciendo, descargo el correo… pantallazo azul again. Uf, reinicio y da un error de disco, el ordenador está muerto. Después de hacer un comentario ingenioso – chiste de informáticos – cambio el equipo por uno de sustitución reservado para estas situaciones, mucho más lento y con menos prestaciones, pero funcional. Al menos eso pensaba yo. Intento arrancar mi entorno de trabajo, da un error de componentes, falta una .dll, sospecho que nuestro entrañable técnico de hardware ha decidido preparar el equipo sin seguir el procedimiento escrito para evitar este tipo de problemas. Es un libre pensador…
Logro encontrar e instalar los componentes, he perdido dos horas. Línea, continúo hacia bingo. Intento volverme a meter en marcha, puedo abrir el entorno de desarrollo. Ejecuto la aplicación y al acceder a la ventana inicial da un error indicándome que se ha generado un log, lo abro y me doy cuenta que faltan más controles para instalar. Vuelta a empezar otra vez, y otro y otro… He necesitado repetir varias veces la misma acción en darme cuenta que faltaban componentes que impedían mi trabajo. Notablemente alterado -a punto de perder la perspectiva- desisto de intentar hacer mi trabajo, y revisión todos los componentes del sistema, documentación en mano. Finalmente y después de pasar toda la mañana restableciendo el funcionamiento de mi equipo, ya puedo empezar a trabajar. «
Si en vez de chocar varias veces contra la misma pared hubiera parado, racionalizado el problema, y buscado cuál era su origen… Pero muchas veces la dinámica del día a día nos tiene tan absortos que somos incapaces de hacer ‘algo diferente’. Os propongo unos cuantos puntos de apoyo para intentar evitarlo.
Revisar nuestra forma de trabajar. En el seguimiento semanal enumero los problemas que he tenido durante la semana, de esta forma es fácil detectar qué situaciones se repiten con frecuencia.
No hablamos de situaciones donde se ponga en cuestión nuestra eficiencia, sino de cómo afrontar varios problemas que llegan a la vez. Por ejemplo, cuando un cliente se pone en contacto con nosotros para comunicarnos un problema, a partir de ahí se altera nuestra percepción de lo que es importante y de las siguientes acciones a realizar. O como he explicado en la historieta inicial, una situación donde ante un problema reiterativo insistimos a tomar el mismo camino, aunque haya un gran número de posibilidades de no avanzar. No tropezamos con la misma piedra, topamos con obstáculos ligeramente diferentes pero con una raíz común. En la anécdota, ante la falta de componentes insisto en seguir trabajando encontrándome los errores de uno en uno en lugar de realizar un repaso completo, lo que hubiera sido mucho más eficiente.
Muchas veces nos es imposible identificar estas situaciones cuando surgen. Estamos inmersos en la situación actual y trabajamos con una perspectiva a muy baja altura, teniendo en cuenta sólo el problema que tenemos ante los ojos. No somos capaces de parar y levantar la vista, lo que nos daría una visión más amplia. Ver un poco más en conjunto la situación, no sólo el ahora.
¿Cómo combatir estas situaciones? Es muy complejo. Debemos empezar por aprender a identificarlas a posteriori. Durante la revisión semanal o al final de los días en que se hayan presentado. Una vez llegamos a casa y estemos en un entorno tranquilo preguntémonos:
- ¿Cuál es la situación concreta donde me he quedado fuera de juego?
- ¿Los diferentes problemas que me he encontrado tienen algo en común? Como por ejemplo un mismo origen, una misma raíz
- ¿Cómo he resuelto el problema? ¿y cuándo me ha costado? (Tiempo y energía)
- ¿Lo podría haber resuelto de alguna forma más racional? Plantear solución alternativa
«Hacerlo por escrito nos ayuda a interiorizar ello, a que lo tengamos presente. Una simple revisión mental es insuficiente. «
La repetición crea el hábito. A medida que vamos desarrollando el proceso podremos empezar a tratar de identificar estas situaciones en el mismo momento que se producen. En este momento, el hecho de poder identificar el problema nos permitirá hacer una parada para tranquilizarnos, racionalizarlo y aplicar la decisión correcta en vivo. La revisión nos ayuda a mecanizar el proceso y interiorizar-lo.
Desarrolla la capacidad de no culpabilizarte al reconocer los errores. No sirve de nada. Autoflagelarse nos quita energía y motivación. Reconocer que nos hemos equivocado nos debe ponernos en guardia para no cometer el mismo error otra vez.
Para ver las cosas desde una perspectiva superior, aislando el componente anímico y emocional de todas estas situaciones, tenemos que aprender a desconectar. Si nos podemos permitir el lujo de salir de la oficina, ir a tomar un café mientras leemos el periódico descargaremos el sentimiento negativo, y empezaremos de nuevo. Si no podemos evadirnos físicamente del problema, lo haremos mentalmente. Cambiemos de actividad, a una tarea que podamos solucionar fácilmente y obtengamos esa satisfacción del trabajo realizado, ya volveremos al problema más adelante, con más moral y ganas. Estas vías permiten hacer un cambio de chip que nos ayudará a ver las cosas de otra manera.
Nos enfrentamos a los problemas de una determinada manera para el conjunto de factores que enumerábamos en la introducción del post (educación, entorno, costumbre). Son hábitos cimentados a base de años y para luchar contra ellos debemos hacerlo paso a paso.
No pretendo escribir sobre autoayuda, aunque algunas veces los posts tengan cierto aire. Escribo sobre productividad y los factores que ayudan a mejorarla, lo que a veces me puede llevar a hacer un escrito que difiera de la corriente primaria del blog. El post de hoy se puede resumir en tres palabras Perspectiva – Reflexión – Corrección. Tres pilares para encontrar la mejorar continua. ¿Qué factores cree que son los que afectan favorable o negativamente a su productividad? ¿Os gustaría que escribiera sobre uno de estos temas en contraído? Deje tu comentario o mándamelo @davidtorne (twitter).
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P.D. Pido públicamente perdón por la longitud excesiva de mis posts, con este se me ido la mano.