Aquesta entrada també està disponible en: Català

Desde hace un tiempo tengo auténticas dificultades para realizar todas aquellas tareas que no son esenciales en mi vida, entre las que se encuentra escribir en este blog.

Poco a poco he ido desvinculándome de ciertas cuestiones que daban sentido a mi actividad y a mi vida. Me he ido amodorrando y dejando de lado todo lo que no era imprescindible para salir adelante.

De eso quería hablarte hoy. No de lo jodido que estoy – no lo estoy tanto – sino de lo que da sentido a nuestras vidas, de cómo podemos construirlo, de las diferentes capas que tiene y de cómo influye en nuestra productividad y felicidad.

Ya sabes que soy un seguidor del sistema GTD de David Allen. Un sistema que intenta dar respuesta a cómo organizar tu actividad y entre los distintos aspectos a los que dar respuesta está el del largo plazo: Objetivos, visión de futuro y propósito de vida.

Siempre he pensado que dando respuesta a estas cuestiones me sentiría satisfecho con mi vida, que me sentiría conectado con mi actividad, motivado.

Tengo bien cubiertos el propósito y la visión. Respuestas concretas para ayudarme a ponerme en marcha hacia una vida mejor… bla, bla,bla… aquí es donde empiezan a aparecer los primeros problemas:

Los objetivos son la correa de transmisión entre el proyecto de vida y las acciones ordinarias. Resulta que hace años me decanté por perseguir pocos objetivos y de poca complejidad. En su día trabajé en «grandes» objetivos hasta quedar agotado.

La cuestión es que la falta de ambición se ha traducido en una falta de motivación. Ha llegado un punto en el que no me motiva lo que hago y es un problema. No he sabido mantener el equilibrio entre ambición y trabajar de forma medida para que mi actividad fuera del trabajo – proyectos personales – se coman todo mi tiempo libre y energía.

Otras actividades

Las aficiones y hobbies juegan un rol fundamental en nuestra vida.

Pasar el tiempo haciendo algo que nos haga sentir satisfechos con la única motivación de hacerlo nos aporta un plus. Nos ayuda a desconectar, a romper la rutina.

El conjunto de estas actividades de acompañamiento ayuda a recomponernos, dar salida a nuestra creatividad e imaginación, a completar el puzzle de nuestra vida.

Necesitamos aficiones y si por lo que sea las dejamos a un lado nos resentimos. Me ocurre con la lectura, las épocas que leo menos noto un vacío, hay algo que me falta.

En el mundo hay otros seres humanos

Sorprendente y sin embargo, cierto. El otro gran foco de sentido en la vida de las personas son las relaciones que establecemos con los demás.

Mi intención no es llorar sino mostrarte que el rol de los demás, de las conexiones e interacciones que establecemos tienen un efecto positivo en nuestra persona.

Siempre he sido una persona que se ha sentido más cómoda con los ordenadores que con las otras personas y en cierto modo ha priorizado más las actividades en solitario que con compañía, convirtiéndome en una persona con un conjunto de habilidades sociales no muy desarrollado.

Dificultades para conocer gente e interactuar con ellos. Otro agujero negro para encontrar sentido.

No soy un ermitaño ni un freak, pero tengo la sensación de que es un problema cada vez más común. Cal Newport habla de ello en su libro minimalismo digital. La gente hipoteca tiempo y atención en dispositivos digitales, sacándolos de la interacción social, menguando su capacidad para conectar con los demás y aumentando su ansiedad.

Tener una vida con sentido es importante, te diría que lo es todo.

Existe una vía planificada para encontrarlo. La de saber -decidir- que es importante para ti a nivel profesional y personal.

También existe una forma informal a base de encontrar aquellas actividades para llenar tu tiempo de ocio y que una vez hechas te das cuenta de que ha sido algo satisfactorio.

Hay un sentido hard compuesto por tu propósito, por las relaciones con las personas que son realmente importantes en tu vida. Y también hay un sentido soft con otras relaciones y actividades que te empujan y te hacen crecer.