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La costumbre de diferenciar entre los asuntos de casa y del trabajo está fuertemente arraigada en nuestro interior. Cuando hablamos de nuestra cultura de trabajo, una de las características a la que muchos hacen mención es la impermeabilidad del individuo en su entorno profesional respecto a su situación personal. Que los problemas generados en el plano familiar, emocional, o en otros aspectos no relacionados con el trabajo no trasciendan al plano laboral . Estar focalizado en el plano profesional.
Podríamos hacer el mismo símil a la inversa. ¿Cuántos de nosotros no queremos ni hablar, sobre todo en los momentos difíciles, de lo que pasa en el trabajo cuando hay algo que no va bien? Buscamos desconectar, que nuestros asuntos (problemas o no) no mermen la calidad del tiempo que pasamos con los nuestros. Tenemos la sensación de que si es así, nuestro papel como padre, marido, amigo… el rol que sea… pierde brillo.
Lo que concebimos como dos bloques diferentes no es más que una imagen ficticia. Los asuntos de las diferentes áreas de nuestra vida se entrelazan e influyen entre ellos. En el mejor de los casos, cuando realizamos una administración acertada – en el post no entramos a discutir cómo – de diferentes proyectos, asuntos en marcha, se quitaran tiempo unos a otros ralentizando/aliviando su ejecución.
Imagen vía Sint Smeding bajo licencia Creative Commons
En el peor de los casos, cuando un asunto haya pasado a ser un problema y ya haya creado una situación de tensión, o simplemente no haya sido capturado, organizado y procesado en nuestro sistema de listas, creará estrés, surgiendo en el momento más inesperado evitando poder focalizar en lo que tenemos entre manos. Si tienes algún miembro de tu familia enfermo, tus fianzas se te han escapado de las manos o hay cualquier imprevisto que modifica sustancialmente tu forma de ser o de vivir, es imposible mantener un rendimiento óptimo en lo profesional.
El hecho de combinar la gestión de los dos mundos nos permite obtener una visión de nuestra actividad mucho más ajustada a la realidad. Si llevas algún tiempo siendo usuario de GTD sabrás que todo lo que queda fuera del sistema de gestión de listas es dado fácilmente de lado. Si queda algo al margen, sale de nuestro horizonte de perspectiva. Ya sea una acción, un proyecto, o un objetivo a uno o dos años nos queda en ángulo muerto, siendo susceptible de aparecer de improviso en el momento más inesperado, provocando un brusco reajuste de nuestra actividad.
Si la gestión de nuestros asuntos y compromisos es algo complejo de por sí, la unificación de las áreas personales y familiares supone todo un reto. Primero por tener que vencer la idea que las concibe como dos ámbitos independientes, y en segundo lugar para unificar los sistemas de planificación y acción de ambas. Mi intención es escribir más sobre el tema las próximas semanas, pero os hago un par de pinceladas de lo que debemos emprender para conseguirlo.
GTD en casa y en el trabajo
Si no eres usuario de Get Things Done puedes ampliar tu actual sistema a las dos áreas. Replanteemos nuestras áreas de responsabilidad, incorporando las de familia, amigos, pareja, las que sea necesario… Durante el fin de semana, o un momento en el que disponemos de tiempo, y podamos estar tranquilos, realizamos un proceso de recopilación a fondo para registrar todos los asuntos del ámbito personal que están en stand by, o los que no nos ocupamos con suficiente énfasis. Incorporemos una revisión semanal también para temas personales. Si no ves la utilidad piensa en ella como una oportunidad para implicar a la familia en el proceso, para hacer algo juntos, para crear un vínculo. Una vez por semana sentaos juntos a repasar los temas que tenéis en marcha, los objetivos a un año vista, la economía familiar, como les van las cosas en la escuela a tus hijos. Menos sorpresas desagradables y una mayor implicación en los asuntos comunes por parte de todos los miembros de la familia (es una visión idílica pero aunque consigas algo más intenso obtendrás un gran retorno).
Una visión de futuro conjunta
Hemos hecho mención a las áreas de responsabilidad de carácter personal, a la hora de desdibujar el límite personal/profesional también lo tenemos que hacer para marcarnos nuestros objetivos y crear nuestra visión de futuro. Nuestra meta es lograr una visión armónica entre las dos áreas, integrando objetivos profesionales y personales a medio-largo plazo. Si planificamos nuestro futuro profesional dejando de lado cuestiones como las relaciones de pareja, la educación de los hijos, o los problemas de salud de nuestros padres obtendremos un plan estratégico virtual que quedará bloqueado cuando se plantee un problema familiar, o nos forzará a renunciar a una parte importante de nuestra vida (un trabajo, una pareja, etc …).
En las próximas semanas hablaremos más en detalle sobre el tema, serán escritos más prácticos con la intención de guiar y ayudar a ganar solidez a nuestro sistema de productividad personal. Es un tema interesante por el simple hecho de que todos debemos tenerlo en cuenta para planificar de forma asertiva. Me gustaría pediros vuestra ayuda para saber cuáles son los problemas concretos con los que os encontráis a la hora de intentar trabajar en ambos ámbitos de forma coordinada, para intentarles dar respuesta a través del blog. Deja tu comentario, o házmelo llegar a mi cuenta de twitter @davidtorne, o si quieres una respuesta más inmediata y personalizada puedes plantear tu pregunta a través del apartado Cuestióname