Gestión del cambio. Confrontar prioridades y valores

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 «Las prioridades no se gestionan, se tienen» es lo que escribe David Allen en ‘Organizate con eficacia’ y tiene razón. ¿Te has parado alguna vez a definir tus prioridades para el próximo año o los próximos meses? Todos sabemos razonar sobre papel. Acabamos dibujando nuestro propio cuento de la lechera, pero ¿cuántas veces el plan se va al garete?

Tenemos una gran capacidad de trabajo pero llegar la meta no es sólo una cuestión de completar acciones y proyectos.

Lo que queremos debe convivir con lo que somos. Las actividades del día a día tienen que convivir con los objetivos y metas que nos planteamos, pero esto plantea serios problemas. Hablamos de la transición entre el estado actual y futuro.

Las prioridades son reales cuando uno está comprometido con la meta que persigue Clic para tuitear

Esto explica la frase «Quisiera, pero no encuentro tiempo para …», si no encuentras tiempo lo más probable es que no sea importante para ti. Hace años que quiero escribir un ebook recopilando todo el aprendizaje de estos años dedicados a la efectividad personal pero no se ha materializado.

Porque? Pues porque no tiene la suficiente relevancia para capitalizar mi atención y energía frente otros asuntos como mi newsletter mensual sobre eficacia, u otras actividades de gran impacto en cuanto a crecimiento y bienestar personal.

Escribir tus prioridades en un papel por sí solo no genera compromiso. Para crearlo hay que anteponer lo que es importante para ti a lo que es más cómodo de forma reiterada.

Orientar tus prioridades

Para crear compromiso debes empezar por definir tus intereses. Escoger que quieres y desestimar el resto. La idea transmitida por David Allen en Organizado con eficacia a través de su sistema de niveles de perspectiva me parece un buen punto de partida pero ni mucho menos suficiente.

¿Sabes cuál es tu propósito y tus valores? Es una pregunta con mayúsculas. A menudo caemos en la misma trampa que comentaba al principio del artículo, definirlo sobre papel y quedarnos sólo con el propósito que perseguimos. ¿Qué pasa con los valores? A menudo el ‘gran logro’ supone un choque entre los valores actuales y los necesarios para alcanzarlo.

Saber cómo conseguir algo es tan importante cómo desprenderse de lo adicional Clic para tuitear

En su día me propuse seguir un estilo de vida que me permitiera crecer personal y profesionalmente … exponerme a nuevas actividades que me sacaran del confort permitiéndome adquirir conocimiento y mejorar mi adaptabilidad … pero me di cuenta de que adoraba la comodidad. La comodidad como un resultado, un fin en sí misma. ¿Cómo casar ambos aspectos?

  • Si el contraste es muy grande el cambio es duro. Al igual que al cambiar hábitos se trata de hacer pequeños pasos para acercarte a giros de cierta importancia.
  • Si caes del vagón debes volver a subir al tren. Se trata de asumir y saber gestionar las derrotas.
  • Mirar atrás de vez en cuando y darte cuenta de todo lo que has hecho bien. Saber valorar lo que has conseguido, dándote cuenta de tu capacidad para cambiar.
  • Si se demora en el tiempo y no se acaba de materializar deberás preguntarte si lo quieres de verdad.

Gestionar el cambio y el dolor que conlleva

Para mí crecer como persona quería decir mejorar mis actividades sociales. Empecé aumentando mi participación en eventos de todo tipo, charlas de emprendedores, grupos para hablar inglés, reuniones del club alumni de mi universidad … Al principio lo importante era estar allí, después participar y poco a poco abrirme a otras actividades que para mí parecían más heterodoxas.

Empecé a meditar para combatir el estrés y mejorar mi capacidad de atención. El grupo lo dirigía un terapeuta Gestal que incluía dinámicas de crecimiento personal en las actividades para mostrarnos cómo funcionamos y comportamos en ciertas situaciones.

Si eres una persona que no lo ha probado nunca asustes ni lo mires con desconfianza. Se trata de un laboratorio donde el objetivo es arriesgarse y exponerse en un entorno controlado para experimentar, algo que no puedes hacer en tu vida diaria.

Combina mi carácter reservado, autoexigente, la costumbre para encajar juicios con severidad y coloca delante de mí un compañero que me diga ‘Eres raro, tal vez es porque conectamos poco, pero me pareces una persona extraña’. Guau, una bomba de sensaciones y sentimientos negativos.

Me pregunte porque volver a la semana siguiente. Porque me removía de aquella manera, obligarme a mirarlo desde la distancia y demorar decisiones viscerales del tipo «Yo no estoy aquí para esto» y dejar el grupo. Al menos ir durante una semana más a ver que sacaba.

Con el tiempo me he dado cuenta de que aparte de ganar en seguridad y adaptabilidad en situaciones similares las ganancias también puede venir de cuestiones secundarias. Como darme cuenta de cómo me pesa el feedback negativo. Creo que con un año de dinámicas he cambiado un poco. Soy más sociable, no me escondo tanto detrás del personaje que todos nos creamos…

…cambiar en pequeño, mantenerme en el vagón, valorar el cambio.

Un apunte final

Tengo la sensación de que mis escritos han perdido la frescura y la autenticidad que tenían hace tiempo. Siempre uso hablo de conceptos teóricos, de cómo hacer las cosas y mirando desde la distancia… me resulta fraudulento no aportar experiencia personal. Esto se acentúa en ‘los grandes asuntos’ como los niveles de perspectiva y la visión a largo plazo.

P.D. Tanto si uso ha parecido adecuado el ejemplo personal usado como si no uso ha gustado uso pediría que me lo comentarais para saber si esto ayuda o no al artículo. Gracias a todos.