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¿Porque me cuesta tanto llevar a la práctica lo que aprendo sobre eficacia personal?
Qué fácil es hablar de eficacia personal y qué difícil es llevarlo a la práctica.
Cualquier persona tiene en su mano aprender sobre cambiar hábitos, implementar un sistema de productividad o cualquier técnica que mejore su productividad personal. Son conceptos sencillos de comprender y fáciles de aplicar. Sólo dependen de ti.
El problema viene al pasar de la teoría a la práctica. Aparecen fricciones, inconvenientes que te vas encontrando cuando aplicas cualquier técnica o mejora por pequeña que sea. Dificultades «casuales» que si no sabemos cómo afrontarlo nos acabaremos quemando y nos empujarán al abandono.
Tus lecturas sobre mejorar la eficacia personal no te han puesto sobre aviso de este tipo de situaciones.
Después de mi post hablando de que hay que saber antes de empezar a mejorar tu eficacia personal, sigo con unas líneas sobre qué hacer para no naufragar al pasar a la acción.
El cambio genera fricciones y malestar
El cambio genera resistencia. Lo entendemos, las nuevas formas de «hacer» crearán aquellas incomodidades propias de salirse de la rutina, de dejar de actuar en modo automático propio de los comportamientos ya interiorizados.
Lo que se nos escapa es como un sólo cambio implica modificar un conjunto de pequeños detalles, de pequeños cambios en paralelo que complican la situación. Aumentando las situaciones generadoras de fricción o creadoras de una sensación de malestar.
«El cambio que me he propuesto hacer es demasiado duro, me resulta demasiado exigente»
Los entusiastas que intentan poner en marcha el sistema Getting Things Done (GTD) después de leer el libro «Organizate con eficacia» se estrellan contra una pared. Son demasiados cambios a la vez. Lo más normal es que no se pueda asimilar y se acabe abandonado.
«Dedico demasiado tiempo y energía a hacer las nuevas actividades que me he propuesto. Me empiezo a cuestionar si vale la pena»
Cuando empezaba a trabajar con GTD, al final de cada día procesaba mis bandejas de entrada. Había tal cantidad de asuntos e intentaba hacerlo de forma tan fiel a las pautas del sistema, que era agotador. Mermaba seriamente mi motivación.
David Allen no hablado de esto en su libro.
«Me cuesta utilizar la herramienta que he elegido para llevar a cabo esta nueva actividad»
Tenemos una aterradora tendencia de acompañar un cambio en el «hacer» con el uso de una nueva herramienta o un nuevo gadget. Sumando la dificultad de hacer algo diferente a la de usar una herramienta que no dominas.
Cuando implantas el hábito de capturar, lo más sencillo es anotar en una libreta pero la gente insiste en hacerlo con su smartphone. Abrir el dispositivo, acceder a la app, anotar con ese teclado o con un sistema de reconocimiento de la escritura manuscrita.
¿No crees que es complicarse la vida en exceso?
«Siento incomodidad»
Incomodidad. Tienes una forma arraigada de hacer las cosas, la cambias y hay una resistencia. Lo natural es hacer las cosas como las haces siempre, el resto es huir de la conveniencia.
Incomodidad social. Estás en tu oficina, tienes que capturar una idea, abres tu smartphone y lo registras. Si lo haces de forma continuada, es posible que tus compañeros te observen. Para algunas personas esto es un factor de desgaste.
«No consigo continuidad. Aplico el nuevo habito pero a veces se me olvida o no puedo. Empiezo a pensar que no soy capaz de hacerlo»
Continuando con el ejemplo de capturar. Es posible que te relajes y pienses que ya lo anotarás cuando acabes lo que estás haciendo, o que no vale la pena anotar un detalle por insignificante.
«La omisión fundamenta olvidos, descuidos y todo esto genera frustración»
Esto sólo es un breve resumen de los inconvenientes. Todos siguen un mismo circuito: Del entusiasmo por un nuevo cambio se pasa a ser consciente de una cierta fricción, de esa fricción se pasa a un malestar y de ahí a la frustración y a buscar una escusa convincente para abandonar.
Mejorar la efectividad personal es cuestión de empeño y técnica
Los cambios profundos nunca son cosa de 4 días. Olvídate de los 21 días para cambiar un hábito o de las promesas para implementar tu sistema GTD en un fin de semana, o en un mes.
«Mejorar tu eficacia personal de forma sustancial requerirá tiempo»
Nada de decepción. El gran secreto para obtener una mejora sustancial de tu eficacia personal es conseguir persistir. La cuestión es ¿Cómo hacerlo sin pasar un mal trago?
- Entiende que todo cambio genera algún tipo de malestar.
- Implementa un único cambio a la vez. Varios cambios al mismo tiempo te cargan en exceso y multiplican la insatisfacción.
- Implementa el cambio más pequeño posible. Un cambio en tu rutina puede implicar modificar múltiples hábitos. Elige por cual empezar. Si eres novato no seas demasiado ambicioso. Por ejemplo: Si quiero capturar, lo primero que haré se acostumbrarme a llevar mi libreta y un bolígrafo siempre conmigo.
- Ponte las cosas fáciles. Si quieres salir a caminar cada día llévate las zapatillas deportivas al trabajo al terminar la jornada vuelve a pie a casa. Si quieres capturar, la libreta y el boli siempre sobre la mesa, a la vista, con la página en blanco listo para anotar.
- No te castigues. Necesitas cierto grado de autoindulgencia, no castigarte. Identifica que ha fallado y piensa en que has hecho bien.
- Si fallas replantea la situación. Plantea el cambio en la misma línea pero a menor escala. Si lo de llevar siempre contigo libreta y boli no ha cuajado, siempre puedes dejártelo en casa o en la oficina si sales, plantéate llevar siempre un pequeño lápiz i un trozo de papel en el pantalón.
Es digno de alguien con trastorno obsesivo-compulsivo, pero recuerda, lo importante es implementar el cambio.
- Un gran cambio sólo es la suma de un conjunto de pequeñas victorias. Los pequeños se encadenan y la mejora total es mayor que el efecto de su suma.
- Para persistir hay que disfrutar. ¿Cómo? Placer sensorial. Captura todo en una libreta, anotando con un pilot G2, un boli con el que apetece escribir. Retroalimentación: al final del día da un repaso a todo lo que tienes escrito, te aliviará las preocupaciones. Recompensa: Si implantas el hábito con éxito date permiso para una buena cerveza (¿de importación?) o una pieza de chocolate.
Es cuestión de picar piedra. Hay que entender que hay inconvenientes de los que nadie te habla. No se trata de un dolor traumático, es más bien como un picor intenso y prolongado. Lo más fácil sería dejarlo pero si no persistes no ganas.
Piensa en grande, actúa en pequeño (tan pequeño como puedas), acomoda el cambio y sube un escalón más.
Que tengas suerte y no te olvides de disfrutar
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