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Entre los objetos que llevo encima siempre hay un cuaderno y un bolígrafo. Si se trata de una herramienta de uso común a la hora de recopilar ideas y tareas pendientes, es por ser una de las formas más elementales y sencillas de hacerlo. Lo sencillo funciona. Todo el mundo ha tomado notas, ha listado tareas pendientes y ha hecho algún croquis sobre papel para planificar algún proyecto de cierta complejidad. No hace falta seguir ningún método de flujo de trabajo, simplemente es cosa de sentido común.
A día de hoy podemos encontrar PDA o Smarthphones con software para capturar notas o para grabar voz que sofistican el sistema, pero la simplicidad de escribir en un cuaderno y gestionar el contenido a posterior-hi aún no se ha superado. Un simple bolígrafo, que sea agradable al tacto al escribir, con un cuaderno con espiral de alambre para poder arrancar las hojas es el ideal, el más flexible. Otra opción son los cuadernos de tapa dura con un papel de mayor calidad. Si disfrutamos con la escritura es la opción por la que deberíamos decantar. En ambos casos, de tamaño reducido, para llevar en un bolsillo y tenerlo siempre a mano.
Otro tema es la planificación. Lluvia de ideas y mapas mentales. Para cualquier esbozo de esta categoría una hoja DIN A4 para poder desahogarnos a la hora de trazar líneas y esquematizar el pensamiento. En cuanto al bolígrafo, la única condición es que nos permita escribir de una forma clara, de trazada ligera y sin verter un exceso de tinta que evite un secado rápido.
Si dedicáramos un minuto a pensar cuándo y por qué nos detenemos a reflexionar ante un papel en blanco y las pusiéramos en común, coincidiríamos en la mayoría. Como ya hemos dicho las más mencionadas serían acciones de recopilar, revisar y puntear tareas pendientes o revisar ideas. Pero nos queda otro punto en la lista lo suficientemente importante para comentarlo un poco más a fondo:
Escribir nos sirve para asentar ideas y razonarlas. Muchas veces cuando damos vueltas a un problema, el hecho de intentarlo plasmar sobre papel nos permite estructurar nuestros pensamientos y crear un esbozo de respuesta. Lo realmente interesante es el proceso que vivimos a medida que vamos escribiendo, como fragmentos del problema nos vienen a la mente y se van uniendo, cambiando nuestra perspectiva sobre la cuestión en estudio. Focalizando nuestra atención sobre un tema en concreto, facilitaremos que emerjan todos los detalles que tienen algún vínculo con él. Escribir sobre papel materializa nuestras ideas, nos ayuda a componerlas y madurar-las.
El hecho de romper nuestra rutina diaria, focalizando nuestra atención en un asunto, puede representar un plus productivo. Si habitualmente trabajamos ante un equipo informático, nuestra mente agradecerá el descanso de la rutina, nos relajara, ayudándonos a concentrarnos en el tema que tenemos entre manos.
Para mí trabajar con papel y lápiz es sinónimo de clarificar ideas y aumentar mi rendimiento. Si además os digo que disfruto escribiendo, supongo que no es necesario decir nada más. Y vosotros, qué herramientas utiliza para recopilar y planificar? El bolígrafo y un bloque son parte de sus herramientas productivas o es un hábito que ha abandonado? Puedes compartir tus opiniones en forma de comentario. ; )