Lunes (no) productivos

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Esta semana he decidido hacer una pausa en la serie Revisando GTD para hablar de uno de mis socavones productivos: Los lunes. Una de las claves para mejorar nuestra productividad es detectar y corregir aquellos puntos negros que merman nuestra capacidad de llevar a cabo nuestro trabajo, de materializar ideas y generar  otras de nuevas. Es horrorosa la sensación de llegar a la oficina, después de un fin de semana de actividad y planificación, y ver cómo se deshace todo por diferentes motivos. En el siguiente post hago un repaso de todos los obstáculos que nos podemos encontrar y que nos debilitan para para aplicar nuestros criterios productivos.

La quiebra en cuestión se produce por una combinación de dos factores: la vuelta a la rutina y el cansancio acumulado. Al terminar un break de dos días donde pasamos de nuestra rutina diaria a un desorden de hábitos. Pasamos de la obligación a la devoción, de movernos bajo las reglas laborales a la libertad del tiempo de ocio.  Es comprensible que cuando volvamos a nuestro día a día nos encontremos con los costes de volvernos a amoldar a nuestras obligaciones,  cómo una especie de resaca.

El segundo factor, al menos en mi caso, es el cansancio acumulado durante los dos días de fiesta. Las ganas para hacer cosas, y las salidas nocturnas, hacen que pierda horas de sueño. A pesar de no notarlo – o no tenerlo en cuenta –  se manifiesta cuando suena el despertador el primer día de la semana y me levanto. Qué difícil, por mucho que me lo proponga, me resulta difícil dar por finalizado el fin de semana e ir a dormir con el suficiente margen para no sufrir esta penalización. No queremos que las cosas buenas acaben.

Para intentar quitarme de encima este lastre os enumero algunas de las medidas que he decidido aplicar para empezar la semana con una mejor predisposición:

Dormir las horas suficientes. Fijarme una hora límite para meterme en la cama y dormir. Las 00:00. Hacerlo implica dejar de lado todas aquellas actividades en las que te puedes agarrar para prolongar el fin de semana unos minutos más: Navegar por internet, la programación sugeneris de la televisión de los domingos noche. 30 minutos de lectura son lo mejor para desconectar y dormir sin problemas.

Empezar a pensar en el lunes el domingo por la mañana. Se que es un mal rollo, pero se trata de dedicar 10-15 minutos a repasar los asuntos que dejamos pendientes el viernes y que nos encontraremos al volver, hacer una mínima planificación sobre papel nos ayuda a aclimatarnos y no entrar en la batalla diaria de una forma tan hostil.

Programar algo especial para el lunes. Buscar o reservar alguna actividad que nos haga especial ilusión, tenemos que conseguir querer que llegue el lunes. La idea me la dio un post en Un Cafelito a las 11 donde se hablaba de cómo convertir el lunes en un día especial.

Confeccionar  una lista de diferentes factores que creen expectativas para afrontar la semana

  • Escoger las acciones a realizar a nivel semanal que nos motiven, como extensión del punto anterior.
  • Repasar el estado de nuestros proyectos y ver si en finalizaremos alguno durante la próxima semana. Cosa que siempre reporta satisfacción.
  • Fijarnos unos objetivos con una serie de incentivos para los temas más duros. Premiarnos por el trabajo bien hecho.
  • Identificar los problemas de la semana e interiorizarlos, no como algo negativo, sino como retos a superar. El punto más complejo de implementar. Representa un cambio de mentalidad y de aptitud.

Lo único que me  falta es aplicar el sistema repetidamente hasta crear el hábito. Que no es poco!  Si tenéis alguna recomendación  que pueda añadir a la lista envíemela en forma de comentario. Ya se sabe, para estos temas cada maestrillo tiene su librillo ;)