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La dependencia de los gadgets es prácticamente enfermiza . He hablado algunas veces sobre los problemas de disponer de una conexión de datos permanente, o del mal uso que hacemos de los dispositivos desde un punto productivo.
No somos conscientes de cómo se va filtrando en nuestra vida, modificando hábitos y cambiando costumbres . Se trata de un síndrome que genera dependencia y nos aleja de una forma de hacer funcional, eficiente y social. Si sois un poco tolerantes conmigo os contaré cuales creo que son los problemas de fondo y cómo podemos empezar a darle un giro.
Reflexiona y dar un giro
Toda esta reflexión la provoca un momento de lucidez durante una sesión de ‘ trabajo ‘ nocturno delante del ordenador . Me doy cuenta que soy incapaz de apagar y dedicarme a actividades más relajadas, y aconsejables para el fin de la jornada, como puede ser la lectura o ver la televisión . No hacía nada importante , diría que ni me mantenía ocupado con algo de dudosa prioridad … En una pantalla tenía mi lista de próximas acciones , en la otra un navegador con varias solapas con redes sociales, el mail, un diario digital… todo el fast food productivo que se puede desear, y aunque me diera cuenta me costaba despegarme.
¿Por qué? El hardware , ordenador, smartphone, tablet … es algo más que una herramienta. Por una parte se asimila a una mascota sin las obligaciones que esta conlleva. Esta por nosotros cuando lo deseamos, nos entretiene , no diré que la queremos pero sí que genera cierta atracción fetichista , ¿verdad amigos de Apple ?
Por otra parte, genera un magnetismo basado en su capacidad para abstraernos del entorno, de llenar el tiempo a través de una interacción con el mundo exterior a través de la web o las apps como medio. Nos mantiene ocupados de una forma poco exigente, sin grandes dispendios de energía y dándonos un feedback casi instantáneo . Matar el tiempo de forma eficiente – no eficaz – en apariencia, pero con un trasfondo sin alma (sin nada más).
Llevo muchos años viviendo delante de una pantalla y dependiendo de ella , desde que empecé a formarme como programador hace más de 18 años . Creo que ha llegado la hora de cambiar la tendencia .
Sé que no puedo tomar decisiones radicales para alejarme de los malos hábitos . Los cambios bruscos terminan a menudo en vía muerta . Partiendo de mi rutina actual, he implementado un conjunto medidas que me permitan aplicar una corrección:
- Marcar una hora límite para mantenerme offline. A partir de las 23:00 toca apagar el ordenador y el teléfono . En este último caso también servirá para no hacer consultas fugaces antes de ir a dormir .
- Pasar una tarde o una mañana del fin de semana sin acceso a dispositivos, obligando a hacer actividades al aire libre, aunque sólo sea salir a caminar .
- Limitar las tareas a realizar durante el día. Para hacer posibles los anteriores puntos hay que establecer una o dos tareas prioritarias a completar. Una vez cerradas quedo liberado, pudiendo continuar con el resto de siguientes acciones o dejarlo para mañana.
- Trabajar sobre papel. Planificar con mapas mentales o desarrollar problemas sobre una libreta es algo gratificante. Potencia mi creatividad .
- Comida sin smartphone. Aunque me toque comer solo, o no haya un torrente de comunicación verbal con los compañeros el hecho de no estar pendiente del ‘ trasto’ es un lastre menos.
Relaciones de baja calidad
El otro gran problema es el de la merma social. No digo que nos convertimos en ermitaños, pero el exceso en inversión de tiempo genera un problema de oportunidad perdida. Si estás ante una pantalla no estás delante de una persona, ante tu pareja, tus hijos, amigos …
Consumimos horas de contacto de baja intensidad caracterizado por conversaciones redundante e irrelevantes , o actividades colaborativas en forma de juego , o de app que no van más lejos de superar niveles u obtener ‘ badges ‘ por nuestro perfil virtual.
Existe un reverso que enriquece la persona y el colectivo . Desde webs de formación como Codecademy para aprender a programar , hasta Change.org para canalizar el activismo social, pasando por todos aquellos que intentan aportar algo a través de su blog …
Como siempre un consumo responsable enriquece, aumentando la productividad (de igual modo que una copa de vino diaria tu salud bascular), ganando en precisión al transmitir lo que es necesario y manteniendo el contacto para mantener la amplitud de la malla de contactos. Hazte la siguiente pregunta:
¿Cuántas de las actividades que hago ante una maquina me aportan algo positivo a mí o los demás? Qué me ayudan a mejorar o a crear algo ?
No pretendo hacerte sentir mal, el primero que debería sentirse así debería ser yo y no lo pienso hacer. Es un post para provocar reflexión y para saber si a vosotros os pasa lo mismo . ¿Dependes demasiado de las máquinas dejando de lado a las personas? ¿Las utilizas para mantenerte ocupados o está justificado invertido? Deja tu comentario y hablémoslo como personas.
Imagen vía berlinmeineliebe bajo licencia Creative Commons