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Creación de hábitos por gente altamente ineficiente es un post dirigido a aquellos, que como yo, no son unos hachas – por decirlo de alguna manera-  implantando hábitos.

El amplio abanico de recursos desplegado por los expertos puede ahogarte. Si no sabes encontrar los que mejor encajan contigo, con tu forma de ser, la ilusión puede acabar convertida en frustración y en el abandono de tu mejora personal.

En el post de hoy te cuento la mejor forma de aplicar hábitos que he encontrado. Una implantación implícita y sutil para combatir la resistencia al cambio.

      

Porque es tan difícil implantar hábitos

Crear hábitos es enfrentarse a uno mismo. Con las costumbres arraigadas durante años e intentar cambiarlas. No hay más duro que ir contra lo que estás acostumbrado a hacer.

Un hábito no es más que un atajo de nuestra mente para llevar a cabo un comportamiento corriente. Hacerlo de la forma más eficiente posible.

Para romperla dinámica no hay otra posibilidad que sustituirlo por otro. Esto es lo primero que no se entiende. Creemos que podemos dejarlo sin cambiarlo por algo nuevo.

El otro gran problema es el proceso de cambio. Elegir entre la multitud de caminos posibles para crear el nuevo hábito, o para eliminar uno malo, siempre te deja con la duda de si es el más adecuado.

Además por un tema de rutina o de carácter puede que algunos de los caminos no encajen bien con nosotros, creando fricciones y conduciéndonos al abandono.

¿Y qué debemos hacer?

La creación de hábitos es una habilidad. Se puede aprender y se puede desarrollar. Gente como Berto Pena, Leo Babauta y James Clear son escritores especializados en el tema. Siendo James Clear, en mi opinión, el autor con una visión más completa del CÓMO hacerlo.

Leer a los maestros, crear tus propias soluciones

No te queda más remedio que leerlos y probar lo que te ofrecen. Ver que funciona y que no. Esforzarte en probar la técnica y descartarla si no te va bien.

No te queda más remedio que trabajar y aguantar un cierto grado de prueba y error. Y la frustración que comporta.

Qué no debemos hacer

Como nota personal deciros que en su día me creé una imagen de lo que debía ser un «creador de hábitos». Una especie de superhombre capaz de implementar cualquier hábito con cualquiera de los recursos que se le dan (ver tabla de recursos).

El superhombre capaz de trabajar con todo no existe, lo que hay es una persona normal, con sus habilidades, preferencias y sesgos al que le encajarán mejor unas soluciones que otras.

Me lo tomé demasiado en serio. «Mi proyecto de mejora personal». Lo cierto es que se trata más de un juego que de otra cosa. Salir a comprar ropa, a «probarse» las diferentes técnicas y recursos.

Pero claro por eso hace falta tiempo y dedicación.

He probado la gran mayoría de las técnicas propuestas por los expertos y personalmente las que mejor funcionan son aquellas que permiten una implantación implícita de los hábitos.

Buscando un método o una comunidad

Se trata de buscar un sistema que te permita implantar hábitos de forma implícita, ya sea porque lo requiere una actividad o un grupo de personas con los que tienes algo en común (una comunidad).

Puedes experimentarlo si intentas aplicar GTD, o cualquier otro sistema de productividad personal. En el caso de GTD requirió que prestes atención hábitos como recopilar, procesar lo capturado o revisar.

Aplicar un conjunto de hábitos sin plantearse el porqué, hacerlo sólo porque el contexto lo requiere

Encadenar hábitos

La otra gran «palanca» para aplicar hábitos es el encadenamiento. Después del hábito actual hago uno nuevo. Se trata de encontrar un comportamiento consolidado y adjuntarle el comportamiento deseado.

Podemos materializar este recurso con 3 formas distintas:

  1. Disparador. Voy al gimnasio justo después de salir del trabajo. La salida del trabajo actúa como disparador del comportamiento.
  2. Encadenar nuevo hábito a hábito existente. Después de cenar escribo en mi diario.
  3. Encadenar nuevo hábito a un comportamiento que nos guste realizar. Después de salir a correr preparo el almuerzo para llevármelo mañana al trabajo.

El mecanismo es el mismo, encontrar un disparador y asociarlo al nuevo hábito. Hacerlos inseparables y consolidar así el nuevo comportamiento.

Me parece un mecanismo más relacionado con el nivel intuitivo de la mente que con el racional, por eso me funciona tan bien.

Persistir

Una nota a pie de página.

Para consolidar un hábito debes repetirlo a lo largo del tiempo. Tienes que persistir. Vencer la falta de motivación, el aburrimiento y la rutina.

Para no caer del caballo siempre es útil la norma de no dejar dos días seguidos de hacer el hábito. Si por lo que sea hay un día que no puedo presto atención a hacerlo al día siguiente. Quizá la cadena se rompa pero es necesario que el agujero sea lo menos profundo posible.

El otro recurso, si no puedo realizar el hábito como lo hago normalmente, es realizarlo en «pequeño». Con menor intensidad o menos tiempo. Meditar menos tiempo, escribir un fragmento menor, ir al gimnasio igual pero entrenar con menos intensidad…

Foto de Our Life in Pixels en Unsplash