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Acceso a la información y portabilidad de nuestro puesto de trabajo a cualquier lugar, hoy es posible. Más allá de disponer de un equipo informático, de tamaño reducido y ligero, y un sistema de conexión inalámbrica a la red, concibo el entorno de trabajo móvil como algo que nos permite llevar con nosotros todo lo necesario para desarrollar nuestra actividad profesional, nuestros proyectos y nuestras ideas. No hablo sólo de hardware, también de cómo gestionamos el flujo de trabajo, y de cómo utilizamos el cambio de ubicación para aumentar la creatividad y las situación de bloqueo.
Imagen vía Ed Yourdon bajo licencia Creative Commons
¿Por qué trabajar con un entorno de trabajo móvil?
Un portatil o netbook, un smartphone y algo que te permita conectarte a Internet de forma remota, no necesitas nada más para trasladar tu actividad en cualquier punto. Súmale el software adecuado y ya tienes una oficina portable. A pesar de no ser exactamente lo que necesites, tienes que buscar lo que te permita desplazarte con tus recursos sin que represente una carga.
Pero no es sólo eso, vamos un poco más allá. En la economía del conocimiento ya no existen límites de horarios y emplazamientos, todo ello cae ante lo que es realmente importante: Orientar nuestra actividad a los resultados. Ya no trabajamos por tiempo, trabajamos en proyectos que han de dar sus frutos, productos o servicios que el cliente adquiera, y por los que nos remunerará. Es lógico pensar que debemos promocionar y reforzar todo aquello que mejore esta nueva forma de trabajar.
Disponer de una oficina portable deja nuestra productividad sin limitaciones impuestas por el lugar y el momento. Aparte de las consecuencias más evidentes, como evitar aplazar acciones y decisiones por no disponer de lo que nos hace falta, podemos dar un salto cualitativo aprovechando nuestras mejores horas del día – cuando estamos más en forma – para aplicar mayores niveles de energía y la creatividad en nuestro trabajo.
¿Cómo puedo hacerlo?
Al hablar de un equipo informático portátil me refiero a algo que no nos cause molestias en los desplazamientos, y que pueda dar cobertura a nuestras responsabilidades. No hace falta un equipo muy potente, se adaptar a nuestro trabajo fuera del entorno habitual. Yo utilizo un portátil para escribir durante las horas libres (es demasiado pesado, lo cambiaré por un netbook). Si trabajas con un software potente, o que merma la eficiencia de tu equipo, montalo en un servidor y habilita una conexión VNC o escritorio remoto. Aprovecha todos tus recursos al 100%.
La segunda modalidad de trabajo everywhere es para aquellos que se desplazan, o no cuentan, con un equipo. Podemos emularlo, hacerlo con aplicaciones en la nube desde Dropbox o Skydrive para nuestros documentos, hasta entornos de trabajo completo en la nube (Google docs o Office 365). En este caso nos vemos condicionados completamente a disponer de conexión a Internet y usar el hardware de terceros. Si preparamos una presentación o realizamos una visita a un cliente, deberemos acordar el uso de su equipamiento para realizar las tareas que correspondan.
La nube nos permite introducirnos en otros ámbitos como el trabajo desde casa. Hace tiempo que me pregunto si sería posible trabajar desde mi despacho en casa. Como analista programador necesitaría una conexión a un servidor desde donde poder utilizar el entorno de desarrollo, una aplicación web de tickets para la atención de incidencias, un ftp para intercambiar archivos y una vía para mantener el contacto con los clientes (Skype, mensajería instantánea etc…). Recursos baratos y fáciles de conseguir, o al abasto de una pyme. El gran obstáculo es la mentalidad que equipara rendimiento con presencia física en el lugar de trabajo.
La tercera modalidad es para todos aquellos que no pueden o no quieren deslocalizar el trabajo. Para todos ellos una propuesta, cambiar la ubicación para estimular nuestra actividad y descargar nuestra mente. Cambio de ubicación, cambio de chip. El hecho de poder abandonar nuestro cubículo y desplazarnos exterior condiciona nuestro estado de ánimo, hace que nos olvidemos del contexto de la oficina, y de la carga emocional que conlleva.
En mi caso, como persona que pasa un gran número de horas ante el ordenador, me resulta muy eficaz para planificar, realizar tareas de diseño y de carácter creativo. En mis sesiones outdoor no me llevo ningún ‘gadget’, únicamente un cuaderno y un boli. Me desplazo a la terraza de mi inmueble, o a un parque cercano, y centrándome en el cuaderno aprovecho para analizar todo aquello que no acaba de funcionar en mi rutina, o algún proyecto que necesita ser analizado desde un nuevo punto de vista. Durante el invierno me desplazado a una cafetería o una biblioteca, no es tan efectivo pero sigue siendo una forma de hacer un break.
Un punto de vista para evitar asociar desplazamiento con caída del rendimiento. Si trabajas por tu cuenta, si eres de los que el trabajo te obliga a viajar, o simplemente trabajas frecuentemente fuera, me gustaría conocer tu punto de vista sobre el tema, como trabajas, qué herramientas utilizas etc … Te invito a dejar su comentario.
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