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Un momento importante del día. Tengas un trabajo de jornada partida o intensiva, la hora de comer (o el tiempo que tengas) es un momento especial. Un break para desconectar y reactivar-té. Más allá de una buena comida y una siesta, nos podemos organizar para convertir este tiempo para aprovecharlo, recargando pilas, motivándonos para seguir trabajando o dedicándonos a resolver cuestiones que se han acumulado durante la mañana y que requieren un nivel de tensión menor. A continuación unas líneas sobre todo lo que puedes hacer durante el break del almuerzo.
Imatge via ZenoWai09 sota llicència Creative Commons
Desconecta, como no. Relájate para volver a la carga en condiciones. Si tienes la posibilidad de hacer una pequeña siesta – 10 o 15 minutos – perfecto, pero si no hay otras alternativas. Después de comer da una vuelta, o abstráete leyendo un libro. Vive un pequeño momento de ocio, de forma sosegada. Elimina las prisas y planifica bien lo que harás, donde irás a comer o donde comerás si te lo llevas prepárate. La creación de estos pequeños rituales rompe la monotonía. Yo como cada día fuera, y dedico un día a la semana a comer en un lugar diferente. Una mini aventura que aporta un nuevo aliciente a un día de trabajo.
El objetivo es romper con la dinámica que vivimos en el lugar de trabajo. Empezamos disfrutando de la comida y continuamos haciendo cualquier actividad relajante. Son detalles que ayudan a motivarte para reiniciar las actividades y proyectos que esperan por la tarde.
Momento para sociabilizar, compartir y relacionarte. Aprovecha para conocer a la gente que tienes cerca, tus compañeros o colaboradores, en un ambiente más desenfadado. A pesar de continuar hablando sobre el trabajo, lo haréis desde una perspectiva menos tensa. Según el nivel de confianza que tengamos con ellos podemos aprovechar para introducir cuestiones que dentro de la oficina generarían rechazo: Plantear alguna diferencia o problema a la hora de trabajar, un cambio en cómo hacer las cosa … En un ambiente de confianza el miedo al rechazo, a la negativa, es menor.
O simplemente te puedes dedicar a escuchar, a compartir y ponerte el día de los asuntos de tus compañeros. Si comes solo puedes aprovechar para quedar con algún amigo o con alguien que hace tiempo que no ves, introduciendo algo remarcable en tu rutina.
La tercera vía es la dedicada a hacer las tareas adecuadas para este vacío entre la actividad del día y la tarde. Dedícalo a eliminar pequeñas tareas pendientes. Planifica, ordena ideas, prepara el fin de semana o ilusiona-te preparando tus momentos de ocio. Piensa en lo que te gustaría hacer y en cómo hacerlo, o si lo has preparado con cierta antelación haz cosas que te apetezca hacer. ¿Eres un geek? ¿Tienes un smartphone? Pues lee tus feeds, escucha algún poodcast o visiona algún vídeo. Rompe la tensión del trabajo HACIENDO, parece una contradicción pero son momentos que te ayudan a motivarte.
No desconectar de tus problemas y tus asuntos laborales cuando tienes ocasión puede resultar pernicioso. Eres más que un trabajo, y dedicarte estos minutos libres reafirma tu faceta personal. ¿A qué dedicas tu tiempo para comer? Seguro que hay algo que no se ha reflejado en el post y que es una idea genial, ¿la compartes con un comentario?