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Marcarse objetivos es una necesidad. Nos da una dirección evitando devaneos en nuestra actividad, la enfoca y la concentra con un fin.

Pero un objetivo es un breve capítulo de tu vida que puede durar entre 1 y 2 años. Y cuando se acaba, ¿Qué haces? Otro reto, otro hito… Los objetivos también necesitan de una dirección, una visión a largo plazo para armonizarlos bajo una imagen de futuro.

 Me gustaría hablarte de la visión de futuro, la necesidad de fijarse objetivos, encontrar tus valores y propósito a través del proceso  que he vivido estos últimos años.

Los objetivos como una necesidad

Los que hablamos de la metodología Getting Things Done (GTD) planteamos el diseño del largo plazo a través de los horizontes de perspectiva, donde por encima de la actividad diaria está la definición de una visión de tu estilo de vida a más de 3 años vista que se construye a base de fijarse objetivos alcanzables en 1-2 años.

Nos marcamos objetivos de forma continuada para conseguir la visión de futuro deseada

En resumen, de la misma forma que los proyectos y acciones son la forma para convertir una idea en realidad, la vía para materializar la imagen de largo plazo es fijarse y alcanzar objetivos. Fijarse objetivos pues, se convierte un componente indispensable para mejorar nuestro futuro.

Crear una visión a largo plazo

Después de acumular unos cuantos éxitos en la consecución de objetivos quería ir un poco más allá. Tenía que crear mi propia visión, un plan a largo plazo que me permitiera orientar los resultados de cada objetivo a un fin más elevado.

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Pensar sobre que quieres a más de 5 años vista es como confeccionar un collage de imágenes de lo que quieres en cada aspecto de tu vida. Es entonces cuando empiezan a surgir preguntas difíciles:

  • ¿Qué es lo que realmente quiero?¿Cuál es mi propósito en la vida?
  • ¿A que estoy dispuesto a renunciar de mi vida actual para lograrlo?
  • ¿Qué tipo de cambios tendré que afrontar? ¿Estoy dispuesto a ello?

A menudo nos hacemos preguntas demasiado genéricas con respuestas poco definidas e incluso frívolas. No podemos pretender prever todos los imprevistos del camino pero si intentar anticipar los escollos más importantes.

Generar una lista de pros y contras realista pone a prueba tu compromiso. Lo que antes era un plan ambicioso se suaviza. Si te planteabas un gran cambio te pone frente al espejo, haciéndote la pregunta de si estás dispuesto a seguir adelante.

Buscando compromiso y un propósito

Una visión va más allá de una simple acumulación de logros. En las preguntas del anterior punto está la clave: ¿Cuál es mi propósito en la vida?

No acabé satisfecho de mi la primera definición de mi visión de futuro. No tenía el compromiso para dar el gran salto que planteaba. Es en este momento en que decido hacer un cambio de planteamiento en mi política de objetivos:

  1. Me oriento a mejorar habilidades transversales y adquirir conocimientos que pueda capitalizar en un futuro.
  2. Definir mi propósito y mis valores. El nivel de perspectiva más elevado del que habla David Allen en su libro ‘Organízate con eficacia‘.

Antes de volver a definir una visión de futuro necesitaba unos argumentos guía. Unos criterios que me ayudaran en la toma de decisiones y en definitiva para definir mejor la visión.

Parte del problema era encontrar un propósito que generas compromiso. Creía que el grado de compromiso debía ser similar al de los objetivos alcanzados en un pasado pero un propósito vital está más relacionado con que quieres hacer y con lo que te hace sentir bien que con lo que quieres conseguir.

Durante el último año y medio he ido confeccionando una lista de valores y un propósito consistente. No se trata de una declaración de lo que quiero llegar a ser sino lo que soy y de que me mueve.

Definiendo mis objetivos

Volviendo al punto 1 de la lista anterior. Me he centrado en mejorar aspectos muy concretos de mis áreas de responsabilidad. Crear una lista de publicación privada, lanzar un newsletter mensual por mis suscriptores, formarme en PNL … afrontando los imprevistos generados por la actividad.

Defino los objetivos de la forma más natural posible. Objetivos SMART desarrollados a través de una planificación natural y definiendo en detalle sólo los aspectos más inmediatos que quiera llevar a cabo.

No quiero caer en la trampa de la sobreplanificación, los administro descomponiéndolos en proyectos y administrando a través de mi lista de proyectos.

No me he paralizado por el simple hecho de no tener un «plan maestro» o un gran logro. He seguido avanzando mejorando aspectos personales y profesionales a través de hitos a 1-2 años vista. Considero el proceso de definición de valores y de prosa todavía está abierto pero ha avanzado lo suficiente para en breve, empezar a trabajar de nuevo en mi visión.