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La productividad personal abarca métodos y sistemas de trabajo para maximizar nuestros recursos frente a nuestras responsabilidades. Más allá de la definición clásica entramos en el camino de mejora de la productividad personal como vía para mejorar la calidad de vida, y es en este punto donde entra en juego lo que no es productividad, o dicho de otro modo ese tiempo que dedicamos a lo que no está en nuestras listas de temas pendientes y como lo gestionamos para que repercuta en nosotros y en nuestra forma de HACER.
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Aquellas cosas que no están en tus listas
En un momento concreto, dentro del tiempo dedicado a producir, puedes decidir hacer algo no registrado en tus listas de asuntos por hacer. Siempre hablamos de que para aprovechar nuestro tiempo y energía tenemos que saber en cada momento lo que hay que hacer, y esto se consigue registrando nuestra actividad y clasificándolas con un sistema de listas, marcando los niveles de energía, tiempo y el contexto donde realizar cada acción. El hecho de registrarlo nos permite contar con una visión de toda nuestra actividad, siendo conscientes de lo que tenemos pendiente y lo que debemos hacer frente de manera inminente.
Aunque sea paradójico, también nos permite dejarlo de lado por unos instantes y tomarnos un respiro, dedicándonos un momento en forma de salida del puesto de trabajo para tomar un café y leer el periódico, un paseo por aclarar las ideas, ir a casa a comer con nuestra mujer o si estamos en casa deja de lado las obligaciones por un momento y romper la rutina jugando con nuestros hijos.
El motivo más común para no hacer ningún break de este tipo es no saber dónde ubicarlo, en qué momento del día tomarnos un respiro. Además le sumas el sentimiento de culpabilidad que te llega cuando te pasa por la cabeza y piensas en toda la carga de trabajo que tienes, lo acabas desestimando. Una pequeña parada nos permitirá reintroducirnos en el trabajo con mayor intensidad y mejorará nuestra capacidad de concentración.
Saber cuándo parar y el equilibrio
Tiene que haber un límite, saber cuándo desconectar para disfrutar de tiempo de calidad y recuperarte de tu jornada. Nuestra jornada laboral (o productiva) nos desgasta, si no sabemos cuándo y cómo introducir el factor ocio o el factor familia no restauraremos todo lo que hemos perdido durante el día. La falta de recuperación puede producir una degradación de nuestro estado físico y emocional. Poco perceptible, pero si se prolonga en exceso puede tener consecuencias permanentes. Pasamos de ser productivos a estar quemados. Debemos marcar unos límites de tiempo a dedicar a nuestras tareas, en el trabajo y en casa, teniendo claro lo máximo que podemos hacer cada día.
En otro sentido, una persona que se volqué en su trabajo, o en sus proyectos personales, puede ser que se dedique en exceso a un área de tu vida. Puedes ver tu vida como una mesa de 4 patas, el trabajo, la familia, los amigos y todo lo que haces fuera del trabajo, cada una de ellas se le debe dedicar tiempo y energía para mantenerse en forma. El día que alguna de las 4 derrumbe, por ejemplo si te quedas sin trabajo, las otras aguantarán evitando que te hundas. En cierta forma tenemos que aprender a bascular nuestros recursos (tiempo y energía) para mantenernos centrados en cada una de ellas.
Maximiza la calidad de tu tiempo no productivo
He mencionado la necesidad de un tiempo para no hacer, para descansar y disfrutar, para poder seguir rindiendo a un nivel elevado. Para potenciar este mecanismo debemos proveernos de experiencias que nos permitan disfrutar al máximo de este tiempo. Tiene que haber tiempo para descansar pero también para hacer algo. Buscamos actividades que contrasten con nuestra rutina.
Si trabajamos en una oficina y nos movemos dentro de un círculo reducido de personas, aún más si lo hacemos frente a un ordenador sin interactuar demasiado con nuestros compañeros, es importante enfocar nuestras actividades de ocio en algo que se pueda hacer a al aire libre y con otra gente, es una cuestión de higiene mental. Del mismo modo, si nuestra rutina se movida y nos obliga a viajar quizá nos sea beneficioso dedicar los días de descanso en actividades más recogidas, más caseras.
Buscamos crear esa desconexión que marque una línea diferenciada entre ocio y trabajo, o entre el tiempo de producción y el tiempo dedicado a uno mismo. Olvidarnos de nuestros asuntos es algo imprescindible para ganar calidad de vida, lo que en el fondo busca la mejora de la productividad personal.
Déjame tu comentario explicando qué costumbres te permiten desconectar, o hacer un break durante tu jornada, para mantener a raya tu rutina. Si quieres podemos seguir la conversación a través de @davidtorne