Objetivos, hábitos y rutinas

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Tres formas indispensables y complementarias para mejorar la productividad personal, cada uno responde a necesidades concretas ayudando a configurar el mosaico de al nuestra actividad. Después de vaciarme a través de la consecución de objetivos como vía principal de desarrollo personal decidí distanciarme y probar algo nuevo, navegar sin un hito, mejorar a través de la implantación de hábitos, saber que podía ofrecerme de diferente esta nueva faceta.

Las siguientes líneas son una breve explicación de cómo nos quema centrarnos en objetivos y que aporta mover el centro de gravedad de nuestra productividad hacia los hábitos y la implementación de rutinas.

Objetivos

Los objetivos nos ayudan a acercarnos a una visión de futuro, a perseguir nuestro propósito. Focalizamos energía y atención en un objetivo ambicioso a medio plazo. Dedicaremos tiempo y energía, dejando de lado temas de menor importancia, pero una vez logrado qué?

Según GTD y el sistema de niveles de perspectiva toca iniciar el camino hacia la siguiente meta continuando la construcción de nuestra visión de futuro (planes a más de 5 años vista). No tenemos porque detenernos pero resulta inevitable caer en un vacío, un desánimo provocado por el desvanecimiento de la satisfacción de la última victoria conseguida y por el esfuerzo de tener que motivarnos para iniciar un nuevo reto de cierta envergadura (un nuevo objetivo a 1-2 años vista).

«La consecución de un objetivo es una victoria efímera marcada por la dificultad de volver a empezar»

Para aquellos sin el diseño previo de un plan de futuro los objetivos suponen volver a empezar desde cero, convirtiéndolo en algo traumático donde después de la satisfacción por cerrar un capítulo vuelven a emerger las dudas de hacia dónde vamos, una búsqueda de propósito a largo plazo. Un espacio abonado para tomar decisiones precipitadas y erróneas para conseguir llenar el vacío.

Hábitos

Con los objetivos empujamos para llegar a una línea de meta y hasta que no lo hacemos nos sentimos presionados. Correr hacia una meta bordeando un acantilado. ¿Qué pasa si abandonas tu propósito? Si cambian las circunstancias y te ves obligado a cambiar de planes? Una gran inversión de tiempo y esfuerzo derrochado, imagínate la insatisfacción generada.

En el mundo de la inversión bursátil existe el llamado day trading, una forma de inversión que te permite comprar y vender valores dentro de la misma jornada llevándote los beneficios/pérdidas de cada día. Se asemeja mucho a como veo yo la mejora de la productividad a través de los hábitos y las rutinas, un pequeño esfuerzo diario del que recogemos su fruto de forma inmediata.

Hay que invertir tiempo en consolidar una nueva pauta de comportamiento, si tu objetivo es implantar hábitos como la recopilación y procesar lo recogido al final del día o realizar una revisión diaria al final de la jornada necesitarás invertir esfuerzo y dedicación para hacerlo posible.

Es todo un proceso, como ya he comentado en anteriores post, pero una vez llevado a cabo recogerás un anticipo del beneficio final que representa la implantación del hábito. Puede que hoy sólo te hayas dedicado a anotar todo lo que te ha pasado por la cabeza durante el día pero al llegar a casa y procesarlo te das cuenta que has atajado cuestiones pendientes, tomando decisiones y concretando acciones. Lo has hecho hoy, has obtenido resultados y puedes ver que ha servido para algo.

Puedes hacer la reflexión que se trata de algo que también sucedía al terminar un proyecto que formaba parte del camino hacia uno de tus objetivo,s pero hacía falta completar toda la actividad hasta lograrlo, de no ser así mucho del trabajo hecho podía acabar en vía muerta.

«La implantación de hábitos nos permite cambiar lo que somos a través de lo que hacemos»

Rutinas y sistemas

Si los hábitos crean una forma de actuar asertiva, las rutinas establecen una forma sistematizada de hacer las cosas. Son tareas que aparecen en nuestra agenda con una frecuencia regular, pero también aquellas tareas resolubles de una forma sistematizada.

Empezamos por identificar las tareas iterativas en nuestra rutina, acciones identificables que realizamos en un intervalo de tiempo bien definido o aquellas que nos imponemos para realizar actividades de control:

Confeccionar tu lista de control para definir las tareas de mantenimiento de tu página web es una forma de sistematizar un trabajo para obtener siempre los mismos resultados, o un retorno con unas mínimas variaciones. Otro ejemplo sería establecer una revisión mensual de la ejecución de mis proyectos o una revisión semanal para poner en orden mis asuntos.

Ambas son actividades ejecutables con una secuencia de pasos idéntica cada vez. ¿Qué nos aporta? Nos centramos en su resolución dejando de lado una fase previa de reflexión o de planificación que cada vez que las llevamos a cabo.

Las tres vías deben convivir. Si queremos conseguir algo tenemos que construir un sistema de objetivos, si queremos establecer una base sólida para mejorar la productividad hemos de bucear en los hábitos y rutinas. Implantar hábitos me permite disfrutar del proceso y focalizar en mis objetivos vincularme con más fuerza con mi propósito, y vosotros como lo hacéis?

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